Comienza la Cuaresma

Mi pariente espiritual es católica, apostólica y cochabambina, lo que equivale a decir que cree en Dios, ama a la Virgen de Urkupiña y baila en el Carnaval de Oruro, lo cual no le impide bailar nuevamente en la fiesta del Señor del Gran Poder y también en la Fiesta de la Virgen de Urkupiña, guardando en toda circunstancia el respeto a la memoria de don Nemesio, su marido que en paz descansa y a su compadrituy que soy yo, quien además asesora sus operaciones financieras.

Dentro de esa creencia cristiana bastante elástica paró de golpe su celebración carnavalera y vino ayer a mi casa muy temprano, para recordarme que había llegado el Miércoles de Ceniza y que comenzaba la Cuaresma, preguntándome humildemente si un periodista católico como yo pudiera ingresar en el templo acompañado de su chola, de su comadre chola, para no interpretar mal la frase anterior.

Despejé sus dudas y acudimos juntos al templo de Obrajes para pedir perdón a Dios por nuestros pecadillos cometidos y por los pecadotes que quisimos cometer, aunque nos faltó el valor para hacerlo, no sólo durante los últimos carnavales sino a lo largo de nuestras vidas.

Para no hacer tan escandalosa nuestra entrada al templo, mi inteligente comadre nacida en Quillacollo me dijo que ingresaríamos separados y que nos uniríamos en nuestras oraciones cuaresmales antes de ser marcados en la frente con la ceniza, que nos recuerda que estamos hechos de barro que también se convertirá en ceniza.

Realizada la ceremonia litúrgica volvimos a encontrarnos en la puerta del templo, invitándome Macacha a servirnos api con buñuelos en la esquina más próxima al templo.

De vuelta a casa mi comadre me contó los últimos hechos del día anterior, relatados en los últimos periódicos, enterándome del viaje del presidente vitalicio Evo Morales a la ciudad de Caracas, porque ese mismo día recordaba el primer aniversario de la muerte del comandante Hugo Chávez, quien le ayudó a ganar en unas primeras elecciones. El agradecido mandatario boliviano y su par nicaragüense Ortega fueron los únicos que acudieron a la capital venezolana para llorar la muerte de su benefactor, liquidado por el cáncer.

Mi comadre cochabambina me comenzó a preparar una comidita cuaresmal y me llamó a la cocina para que la ayudara a pelar habas, pues se había propuesto cocinar una chanka de conejo. Mi comadre me pidió que le informara acerca de las verdades más sencillas que contenía la Cuaresma, informándole que es una etapa litúrgica de la Iglesia que pretende el arrepentimiento de todos los pecadores por las fechorías que cometimos, especialmente en carnaval, para así preparar nuestras almas para la llegada de la Semana Santa, cuando recordaremos los pasajes más importantes en la vida de Jesús, o sea su Pasión, su Muerte en la Cruz y su Resurrección.

La cholita comprendió mi sencilla explicación y me dijo que deberíamos ayudarnos mutuamente para la mejor disposición de nuestras almas. Así comenzamos a vivir nuestra Santa Cuaresma.