Que la justicia está mal administrada en Bolivia, es criterio general. Pero, ¿cuáles son los efectos sociales y políticos que esta situación produce en la sociedad? Comencemos por tener una idea de justicia; es decir, de aquella cualidad que el hombre posee para dar a cada uno de los miembros del grupo lo que racional y éticamente le corresponde, para permanecer equilibrado.
Por una parte, casi instintivamente el ser humano tiene un sentido de justicia. Fijémonos en los niños. Nadie les ha enseñado que esto es justo o injusto; no tienen idea de ley ni de norma jurídica, y, sin embargo, protestan cuando sienten que el acto que les llega es injusto, y de alguna manera los perjudica; sin embargo, se someten a las decisiones ajenas cuando las consideran justas, aun cuando esa aceptación les dañe de alguna manera; inclusive se enojan y reclaman cuando ven que se comete una injusticia con un desconocido, y lo defienden porque se comprometen con la causa justa; lo hacen porque han empleado la razón para examinar aquello que acontece en el medio donde están, y, además, se apoyan en ese sentido de justicia que en ellos palpita casi en forma innata; es decir, se apoyan en la ética natural, en la tendencia de dar a cada cual aquello que le corresponde, porque sin eso ( aquello que ante sus ojos está en riesgo, o les está siendo negado) no ha de poder desenvolverse adecuadamente en la vida; o al cortarles ese derecho los estamos limitando, les estamos cortando parte del ser que pueden, y deben llegar a ser en beneficio de todos.
Esto lo ven los niños porque todavía están abiertos a la solidaridad, y no han caído en el egoísmo. Cuando cierro la mirada al otro para verme únicamente a mí, he limitado mi horizonte vital al abrir las puertas al egoísmo.
La racionalización de las posibilidades y alcances del acto humano hace nacer al Derecho, ya sea consuetudinario, no escrito, practicado por tradición secular; y, mucho más, al Derecho positivo, escrito, sistematizado. Lo malo es que esta sistematización sea únicamente racional, y, entonces, como vemos en la actualidad, el Derecho queda cojo, marcha mal, porque le falta el componente ético. Entonces, debido al egoísmo, al criterio de esto me conviene o no y tengo que torcerlo, lo convertimos en instrumento del operador de justicia, o de quien le sirve de intermediario, y le pone un precio.
Marcha mal porque la “justicia” ya no es parte de la solidaridad social, y no le permite funcionar adecuada y equilibradamente en beneficio de todo el grupo humano, sino que la hemos convertido en herramienta o, aun, en arma para satisfacer apetitos personales, o de grupículos que buscan el poder y la riqueza para dominar y sojuzgar a los otros. De ahí que en algunos juicios se vea la manipulación de la ley, del procedimiento, etc., cuando juez y fiscal obran de común acuerdo, no porque sus criterios coincidan en cuanto a Derecho corresponde, sino porque han sido condicionados por terceras personas para tomar determinaciones que perjudiquen a éste o aquél; o porque éste debe ser sobreseído a cualquier precio.
¿Cuáles son las consecuencias de esta situación? La primera, y más notoria, el descontento de la mayoría de los litigantes pobres, que creen en la justicia y quedan defraudados. Este descontento conduce a un desequilibrio social, a un malestar de la sociedad, la cual tiene consecuencias políticas, pues se llega al sentimiento implícito de que el orden constituido, el que es administrado por las autoridades del Gobierno, está mal, y debe ser cambiado; y muchas veces, ese malestar latente se explicita, sale en marcha de protesta, en asonadas y, aun, en la búsqueda violenta de cambio de gobierno, como ha sucedido tantas veces en nuestro país, y está sucediendo en Venezuela, Ucrania y otros países, cansados de la injusticia, la prepotencia, la descarada injerencia de otros poderes en la administración de justicia, o de manejo de la cosa pública en perjuicio del ciudadano común, el que tiene necesidades vitales, concretas, que solucionar para vivir dignamente , como verdadera persona, en un ambiente donde pueda realizar sus potenciales de verdadero ser humano.
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