Hace dos meses con gran aparato de publicidad fue inaugurada en Palca, Potosí, una empresa estatal, oportunidad en la que el Presidente del Estado dijo que Bolivia empezaba a industrializar el litio y que estaba poniendo baterías en el mercado. Al parecer con el acto se trató de impresionar a la opinión pública, en la presente etapa preelectoral, con la noticia que el país ya alcanzó la industrialización de ese metal y quedó atrás la época de la exportación de materias primas. La noticia fue espectacular y hasta causó el asombro de la población.
Pero, pasó poco tiempo y la satisfacción que produjo la noticia se ha convertido en desilusión, porque en primer lugar se informó que la “planta” sólo produciría baterías para ¡“teléfonos celulares y bicicletas”!, resultado que semejaría al parto de los montes, que después de grandes ruidos sólo parió… un ratoncillo.
No sólo eso. La gerencia de Recursos Evaporíticos de Comibol acaba de comunicar que dicha fábrica (y el proyecto total a la fecha costó nada menos que ¡121 millones de dólares!) sólo había estado destinada a “ensamblar baterías para celulares y bicicletas”, vale decir que se limitaba a armar partes de diminutos adminículos de origen extranjero y con personal foráneo, en su mayor parte.
Esa autoridad agregó que “ensamblar” baterías es, a lo más, el “primer paso” de otros muchos que le faltan dar a la planta evaporítica de litio y que todavía para que tengan valor agregado las materias primas hay que seguir “una serie de pasos”. Para causar más desaliento, dicha gerencia informó que para alcanzar ese punto falta “mucho conocimiento técnico, físico, químico, eléctrico y que el paso ¡“no es unir un lego ni hacer pan”!, afirmaciones que han provocado completo desengaño en todos los que creyeron ingenuamente que la industrialización del litio dentro de país ya era una realidad, como se mostró en la inauguración de la planta.
Sobre el estado de abatimiento que causó la noticia, pues aún falta mucho para industrializar el litio, la gerencia de esa entidad afirmó que lo único que existe es “una visión simplista de la industrialización”, que recién se está dando “los primeros pasos”, que sólo ha empezado “la cadena”, que “nunca podemos hacer todo”, y si en el futuro se logra algún avance, será con otros países, ya que “En ninguna parte del mundo se hace eso, porque la industria se dividió en el mundo y se fabrica donde es más competitivo”, es decir que Bolivia se limitará a ensamblar, lo que no es lo mismo que industrializar.
Por un lado, la noticia de que sólo ensamblaremos piezas importadas de otros países fue un balde de agua fría. Por otro, se recuerda que meses atrás se inauguró una planta en Villa Tunari (Papelbol), que se dijo que empezaba a producir papel. Sin embargo, no se informó que el papel se iba a producir con base en materias primas importadas y que la planta no produciría el producto (papel) al que estaba destinada, sino sólo se reduciría a ensamblar cuadernos escolares, vale decir al ensamble -igual que con las baterías- de piezas de origen importado, lo cual se ha bautizado como “industrialización”.
De ahí que la dulce noticia sobre el litio se convirtió en una amarga verdad.
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