El papa Francisco cumple un año de pontificado marcado por las reformas en la Curia, la apertura de la Iglesia Católica y sus muestras de sencillez y cercanía hacia los feligreses, acciones que le han conferido un gran carisma, demostrado con la presencia de cientos de miles de peregrinos en la plaza de San Pedro, durante cada eucaristía que oficia.
Bergoglio, de 77 años de edad, un jesuita con corazón franciscano, en su primera presentación a los fieles dijo que quería ser “un Papa al servicio de los demás”, que soñaba con “una Iglesia pobre y para los pobres” y abierta al mundo. Desde entonces, ha animado a los religiosos a abrir los conventos vacíos para alojar a refugiados.