Bolivia para la oligarquía chilena es un potencial mercado para sus productos, razón por la cual Chile siempre evitará que los bolivianos tengan una propia salida al Pacífico. Esa postura de monopolio asume el Gobierno de Santiago que no está dispuesto a perder su rico mercado en el territorio, pues estamos saturados de sus productos con enorme perjuicio para la industria nacional, que frena su comercialización.
Chile nos vende grandes cantidades de su mercadería, como alimentos, medicamentos, ropa, vinos, fruta y hasta helados con precios altos. Al vecino país le interesa el comercio, mover grandes capitales en exportación. La agenda de 13 puntos, distraccionista, de ideas prácticas fue conveniente para la política económica de Chile, al que le importa un bledo el diálogo bilateral y las relaciones diplomáticas suspendidas en 1962 y 1978. Bolivia perdió crecimiento y competitividad en el comercio, sus exportaciones deberían cambiar de rumbo usando puertos peruanos, así los de Arica, Iquique y Antofagasta serían afectados y la carga al cambiar de rumbo pasaría por Ilo y Matarani, territorio peruano. Hay que señalar que gran parte del norte chileno vive gracias al comercio boliviano.
El ex presidente Carlos Mesa con sentido ético frenó en seco el Tratado de Libre Comercio que estaba listo para la firma entre Gonzalo Sánchez de Lozada y el mandatario chileno Ricardo Lagos. Si Mesa “puso la lápida” a las negociaciones para este libre mercado, lo hizo pensando en el decoro del país, pero el gobierno del Movimiento Al Socialismo (MAS) con ingenuidad hizo resucitar este negocio en provecho de grandes consorcios y enormes ganancias para el país trasandino, nuestro cancerbero.
Chile, depredador que nos enclaustró, sólo entenderá cuando cerremos nuestras fronteras y disminuyamos relaciones comerciales; como protesta nacional lo llevamos al banquillo del acusado con el asunto marítimo, y el pasado año con desagrado, la presidenta Bachelet dijo que Chile no debía ser llevado a La Haya, que fue un error de Bolivia.
Perú está dispuesto a apoyarnos. Nos ha cedido el puerto de Ilo con el propósito de habilitar el espacio de 2 Kms2 en 1992, ampliándose en 3,5 Kms2, para la infraestructura en octubre de 2010 por 99 años. La presencia boliviana sobre el Pacífico a través de Ilo, el polo de desarrollo marítimo, la inversión económica, deben concretarse, han pasado 22 años, no se movió ni un dedo, sólo hubo intenciones y posibles encuentros bilaterales.
A Chile no se le enfrena con la razón ni con la justicia, no podemos tener una buena amistad de derecho. El impedimento chileno es patético: Bolivia no debe tener desarrollo y progreso ni salida al mar con soberanía.
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