¿Bolivia retorna a la depredación colonial?

Cerca de diez años atrás, varios ciudadanos patriotas denunciaron que el yacimiento de hierro de Mutún estaba siendo explotado por la firma brasileña EBX con el fin de fundir el mineral en hornos que utilizaban carbón vegetal, como reductor, producido en zonas semiboscosas aledañas. La denuncia originó que esa empresa fuese expulsada de la región, siendo la principal causa para esa decisión que estaba produciendo carbón vegetal, causando grandes daños a la ecología regional

¡Gran acontecimiento! La EBX expulsada del país en defensa de las riquezas vegetales y minerales del país, anunciándose, al mismo tiempo, que en el futuro, el Estado se haría cargo de la explotación del Mutún y que quedaba suspendida en forma definitiva la posibilidad de que las riquezas forestales del Chaco sean utilizadas para producir el carbón vegetal necesario para una fundición de hierro.

Pero, ¿qué sucede en estos momentos después que fracasó el dudoso contrato con la firma hindú Jindal Steel & Power Limited?

Precisamente, la entidad estatal denominada Empresa Siderúrgica Mutún (ESM) ha anunciado, a título de “planificación”, por medio de su Gerente, que procederá a fundir hierro en ese yacimiento y para ello utilizará carbón vegetal en la misma forma que lo hacía la EBX hace diez años, es decir con base en la producción de carbón obtenido mediante la quema de grandes bosques de maderas de todo tipo en hornos artesanales de la más rudimentaria tecnología. En síntesis, una extraordinaria destrucción del medio de ambiente forestal, vale decir que la empresa estatal ESM hará exactamente lo que criticó a la EBX, con el agravante de que estaría repitiendo el error.

Confirmando la aplicación de ese sistema, la Siderúrgica estatal del Mutún informó que empezó labores de “socialización” en la provincia Germán Busch y el Chaco, para que las comunidades de indígenas y campesinos de esas zonas produzcan carbón vegetal, el mismo que servirá como reactor para su utilización en los altos hornos siderúrgicos que utilizaba la empresa brasileña y que funcionaban en la zona franca de Puerto Suárez y ahora no se sabe si son de propiedad estatal o si siguen siendo de la EBX.

Está por demás recordar que las necesidades de carbón vegetal para altos hornos de fundición alcanzan proporciones verdaderamente considerables y, por consiguiente, la empresa estatal ESM autorizará y facilitará la desforestación de grandes territorios con bosques ralos y tierras frágiles, los cuales, más a corto que a largo plazo, se convertirán en desiertos de arena, como ya estaba ocurriendo años atrás. Se agrega que la producción de carbón vegetal como reductor, por parte de los pequeños agricultores de la región, no sólo se efectuará en los alrededores del cerro Mutún sino se extenderá a todo el Chaco y otras regiones de Santa Cruz y, además, ¡“se utilizará tecnología de punta”! para semejante proyecto depredador.

Resulta alarmante que, por un lado, dependencias del Gobierno adopten medidas en absoluto contrarias a lo que sostienen en defensa de la “madre tierra”, vale decir que mientras dicen una cosa, hacen lo contrario y aquí no valen las palabras, sólo los hechos. Así mismo, causa sorpresa que en Mutún ahora la iniciativa estatal cambie del sistema de reducción con gas al sistema de alto horno que usa como reductor carbón vegetal, lo cual confirmaría que no existe actualmente la cantidad excedentaria de gas para atender las necesidades internas y de exportación a Brasil y Argentina.

Finalmente, se observa que por el viraje colonialista en el caso de Mutún, así como de muchos otros, en Bolivia la política ha derivado en politiquería, pues la defensa de los recursos naturales se está convirtiendo en la destrucción despiadada de los mismos.