Ganó Bolívar
Bolívar firmó ayer en el estadio Hernando Siles una de esas victorias que sólo sirven para la motivación. Le ganó a Guabirá por 2 a 0; sin embargo, dio la sensación que le falta mucho trabajo. La mano del entrenador Xavier Azkargorta aún no se nota, como algunos lo profesaron después del empate ante Flamengo, en Río de Janeiro, Brasil. Ayer, el equipo celeste mostró más defectos que virtudes, ante un cuadro azucarero insuficiente en su planteamiento táctico. Los goles celestes, anotados por Jaime Arrascaita y Ricardo Pedriel, fueron bálsamos para el estratega español, quien, en gran parte del partido, vio naufragar a su equipo en un mar de indecisiones e imprecisiones frente a un débil rival.
El entrenador de Guabirá, David de La Torre, sabedor de que la mejor estrategia era resguardar el pórtico y sorprender al contragolpe, o aprovechar los balones en profundidad a sus delanteros, olvidó que necesitaba un distribuidor, un jugador en medio sector capaz de alimentar a sus hombres de ataque y esperar que estos cumplan con su rol. Por esta razón, el equipo azucarero se limitó sólo a defender, con alguna que otra llegada a portería rival, como el balón que rozó el palo derecho de Quiñones cuando José Alfredo Castillo remató de primera.
Por su parte, la Academia, tuvo el control del esférico en zona de gestación, pero una tenencia estéril y sin peligro real, abusando del juego lateralizado y con jugadores de creación carentes de ideas. Un Damir Miranda, en el mediocentro, impreciso en la entrega de pases a sus receptores, y un Rudy Cardozo apático en sus intervenciones. Habrá que mencionar a Jaime Arracaita y Leandro Maygua como los únicos hombres capaces de provocar ventaja numérica a través de la velocidad. Pero, estos argumentos no resultaron suficientes para resquebrajar una defensa que se consolidaba jugada tras jugada.
Sin embargo, el primer gol celeste, llegó por la vía donde menos fortaleza había mostrado el cuadro azucarero: el balón parado. Un tiro de esquina al área custodiada por el meta Jorge Flores, quien regaló este servicio, tras mandar fuera una pelota que fácil debió quedarse con ella, fue suficiente para que Arracaista, en un segundo cabezazo, empujara el balón al fondo de la red y quebrara la resistencia montereña (39’).
En el segundo tiempo, Azkargorta realizó algunos cambios, como el posicionamiento táctico. La línea de tres defensores se convirtió en una de cuatro. ¿Para qué? ¿Para marcar a un delantero? Es difícil de entenderlo, algo sin relevancia, pues el equipo siguió mostrando esa imprecisión y falta de definición. Gran parte de los minutos del complemento se tornaron tediosos. Juan Carlos Arce puso su granito de arena para levantar el ánimo de quienes estaban en el estadio paceño, pero no pudo hacer mucho.
Cuando se jugaba el minuto 69 Ricardo Pedriel sorprendió a toda la defensa del equipo de Montero. El jugador recibe un centro milimétrico de Arrascaita para convertir el 2 a 0, que al final sería el definitivo. Lo restante del cotejo, será para el olvido, puesto que los de Tembladerani ya pensaban en el compromiso del miércoles y a Guabirá se le acabaron los víveres y esperaba de forma desesperada el final de juego.
El domingo frente a Oriente, permitirá calibrar el trabajo del estratega español, quien posee un plantel con una riqueza inmensa. Lo único que hace falta, es ubicarlos en los sitios donde los mismos puedan rendir, y además, potenciar al máximo sus cualidades técnica y tácticas. Para ello, debe poseer la sapiencia para detectar las virtudes de sus dirigidos. Lo del miércoles, es otra cosa. Los equipos brasileños tienen un miedo espantoso a jugar en La Paz, y es por ello, que antes de llegar ya están perdiendo. Así es que lo de la Copa parece un capítulo cerrado, súmenle tres puntos.
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