Rousseff defiende represas brasileñas ante desbordes en Amazonia boliviana

La mandataria de Brasil, Dilma Rousseff, deslindó responsabilidades a las represas San Antonio y Jirau por los desbordes de ríos en la Amazonia boliviana tras las denuncias de sectores en el país y a semanas de la visita del canciller Luiz Alberto Figueiredo, programada para el próximo 7 de abril.

Rousseff realizó el fin de semana un sobrevuelo por el oeste de Rondonia y luego manifestó a medios brasileños que las denuncias hechas en Bolivia contra las empresas “son injustas” e incluso señaló que son los ríos bolivianos son los que llegaron a provocar la crecida de caudal que aún afecta a gran parte del país, sobre todo en los departamentos de Beni y Pando.

“Ocurrió una inmensa concentración de lluvias allá. Nosotros no tenemos esa cantidad de agua, pero sí los ríos que forman el Madera, en los Andes, el río Madre de Dios”, dijo Rousseff según recoge el diario Folha de Sao Paulo.

Sobre San Antonio y Jirau, la presidenta brasileña defendió a esas empresas incluso realizando una especie de metáfora con la fábula del “Lobo y el cordero”. “Es absurdo atribuir a las dos hidroeléctricas la cantidad de agua que viene del río. Y yo hasta uso la fábula del lobo y el cordero. El lobo (bebé agua) en la parte de encima del río y dice al cordero: usted está usando mi agua. El cordero respondió yo no estoy usando. Yo estoy abajo de usted, abajo en el río”.

Rousseff estuvo en el Acre, donde también las inundaciones han causado emergencia en la población brasileña. Comprometió obras y un puente que unirá a esa región con Rondonia.

DEMANDA Y DECLARATORIA

En tanto, en el oriente de Bolivia la situación sigue siendo dramática, pese a la disminución de algunos ríos y se prevé otro temporal de lluvia para esta semana.

El gobernador del Beni, Carmelo Lens, explicó que si bien las aguas han bajado su cauce, la crisis continúa y ya se confirmó que siete de las ocho provincias fueron afectadas por inundaciones este año.

“Es cierto que las aguas han bajado en algún municipio y provincias, sin embargo, la situación continúa siendo crítica, creo que la voluntad en estos momentos es los más importante antes que la tozudez de alguna autoridad”, dijo Lens ayer, a su paso por la Sede de Gobierno.

La autoridad informó que son 22 mil familias afectadas y casi 3.500 cabezas de ganado muerto proyectando llegar a medio millón de reses perdidas.

Consultado sobre el impacto de las generadoras hidroeléctricas que costaron a Brasil casi 12 mil millones de dólares, y las acciones que el Gobierno debe emprender a través de los canales diplomáticos, Lens aseguró que la declaratoria de zona de desastre es necesaria para plantear una investigación internacional sobre estas construcciones.

“El Gobierno busca soluciones paliativas, pero se niega ir al fondo. Hay antecedentes en el Gobierno brasileño donde se ha obligado a resarcir daños y perjuicios en el Estado de Rondonia; como país y para poder demandar, en Bolivia tenemos que contar con la declaratoria de zona de desastre para Beni”, manifestó.

El 7 de abril se tiene en agenda la llegada del canciller Figueiredo, según confirmaron autoridades diplomáticas. El pasado 6 de marzo, el ministro de Relaciones Exteriores, David Choquehuanca, confirmaba que el tema de las represas será parte de la agenda.

“Hemos quedado que una comisión binacional trabaje algunas inquietudes que han surgido a raíz de las inundaciones que han sufrido nuestros hermanos en el oriente boliviano. Uno de los factores podría ser esta construcción de las represas”, declaró Choquehuanca en la oportunidad.

El encuentro, sin embargo, estaría supeditado a la “Agenda Positiva” que apela a la relación comercial ante cualquier tema bilateral.

Según el estudio Megarepresas y energía de Marco Octavio Ribera, publicado por la Liga de Defensa del Medio Ambiente (Lidema), “uno de los elementos que puso fin al funcionamiento de esta comisión fue la imposibilidad de poder realizar mayores aportes, más allá de la denuncia y la alerta, puesto que además todo proceso de negociación bilateral está enmarcada en la ‘agenda positiva’ entre Bolivia y Brasil, una agenda conciliatoria que considera otros temas energéticos, como el hidrocarburífero la cual tiene preminencia en los niveles de decisión máximos del Gobierno y que elimina cualquier posibilidad de un planteamiento firme de rechazo por parte de la diplomacia y el Gobierno boliviano”.