La noticia de perfil
Como mi pariente espiritual nació en Quillacollo (Cochabamba) no siempre se expresa correctamente en español, pues su primera lengua es el quechua, luego aprendió el inglés, recién ahora trata de expresarse mejor en el idioma de Cervantes al conversar permanentemente conmigo, que soy Miembro de Número de la Academia Boliviana de la Lengua, Correspondiente de la Real Academia Española.
Es por ello que esta mañana, al conversar sobre los hechos más notables del día, dulcificó su voz para decirme: “Mañana será usted padre, Paulituy, y vendrán a felicitarle sus hijos y sus nietos, junto a tu comadre que te quiere y te respeta como si fuera su hija...”.
Demoré algunos instantes para comprender este anuncio de paternidad que me hizo mi comadre cochabambina y recién entendí que mañana se celebra en nuestro país el Día del Padre, que coincide con la fiesta de San José, justo varón descendiente de David que fue el padre de nuestro Señor Jesucristo, siendo un varón casto, y como él tuvo el oficio de carpintero, mañana también celebraremos a los carpinteros, quienes ejercen ese noble oficio mostrando siempre su proverbial incumplimiento, que es compartido por algunos sastres, albañiles, políticos y otros artesanos nacionales.
Sin embargo, el anuncio de mi comadre me conmovió hasta tal punto que le dije: “¡hijita!” y estuve a punto de apechugarla, pero ella contuvo hábilmente mis intenciones, comunicándome que en el Día del Padre, o sea mañana, recordará con amor y devoción al padre de sus hijos, don Nemesio, a quien también llamó siempre “papito querido”, o “papacito”.
Un poco celoso por su legítimo recuerdo de quien fuera el padre de sus hijos y su “papacito” en momentos de pasión, pedí a Macacha que no me contara sus recuerdos amorosos con su “papacito” don Nemesio, porque el día de mañana honraremos y regalaremos a los papacitos de verdad, a los que engendramos guagüitas y las criamos y las educamos durante toda la vida.
Mi comadre cochabambina no se dio por vencida y me dijo que con todo derecho y propiedad continuará llamando “papacito” al fallecido don Nemesio, recordando que una vez en sus momentos de éxtasis amoroso le dijo abrazándolo más aún: “matame, papito, matame... ¡¡¡por qué eres tan así, papacito!!!, descripción que no me gustó y que me puso envidioso.
Al darse cuenta de mi reacción sentimental, la cholita cochabambina me aseguró que ella me seguiría llamando papacito cada 19 de marzo, Día del Padre, porque yo soy un padre para ella, no sólo porque le doblo la edad, sino porque cada día le enseñó las virtudes del buen vivir y el mejor de los caminos por donde debemos caminar cuidando su dinero como si fuera el mío.
Aprovechando de la fecha y de las circunstancias la tomé de una de sus manitas y le dije con sentimiento verdadero: “Gracias, hijita Macacha, por recordarme que mañana es el Día del Padre y por haberte sentido hoy la menor de mis comadres…”.
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