Hernán Siles Zuazo nació en la ciudad de La Paz el 19 de marzo de 1913 y desde su juventud, su vida estuvo entregada al servicio de la Patria y de su pueblo. Durante la Guerra del Chaco fue un combatiente destacado al participar en la retoma del Fortín Alihuatá, donde fue herido, lo que le valió ser condecorado con la medalla “Cruz de Guerra”.
Como diputado en 1943 denunció la masacre de trabajadores mineros en Catavi y enrostró a la “Gran Minería” su afán de lucro a expensas del fraude tributario. Su obsesión fue también liberar a los indígenas de la esclavitud por parte de los señores feudales y establecer sus derechos, al igual que los de todos los bolivianos.
Fue un patriota en busca de una Bolivia políticamente soberana, socialmente justa y económicamente fuerte y no un banco de inescrupulosos políticos que permitieron que el pueblo siga arrastrando su pobreza desde los albores de la República.
Aquellas motivaciones lo impulsaron a crear un estado de conciencia revolucionaria para culminar con el alzamiento del 9 de Abril de 1952, del cual fue su artífice y estratega. Quizás este acontecimiento no se hubiera dado a no mediar su estruendoso y vibrante “Ahora o nunca” en aquella madrugada del 8 de abril en la Universidad Mayor de San Andrés, cuando fuerzas pretorianas desde El Alto amenazaban tomar la ciudad de La Paz “sin importar vidas y haciendas”. Siles Zuazo fusil en mano se puso a dirigir los combates de Semana Santa, hasta derrotar a las fuerzas militares al mando del Gral. Humberto Tórrez Ortiz.
Triunfante la Revolución del 9 de Abril, Siles Zuazo no tuvo la debilidad de embriagarse con el uso del Poder y esperó solamente dos semanas hasta la llegada al país del Dr. Víctor Paz Estenssoro, al cual le entregó la Presidencia de la República por haber sido electo para ese alto cargo en 1951, elecciones que fueron desconocidas por Mamerto Urriolagoitia con el apoyo de fuerzas militares adictas a su gobierno.
La tarde del 11 de abril, HSZ declaraba: “No queremos destruir sino construir una nueva Bolivia por encima de odios y rencores… En este Viernes Santo invoco la fe del pueblo boliviano para dar una nueva orientación y sentido a los destinos de Bolivia” (EL DIARIO, 11/4/1952).
Posteriormente, electo Presidente en 1956, imprimió a su gestión una línea de austeridad al gasto público mediante el sistema de Control Previo y la Dirección Coactiva por parte de la Contraloría. Se estableció la abolición del latifundio y la existencia de la servidumbre indígena en Ucureña cuando se decretó la Reforma Agraria, cuya autoría le pertenece.
La Democracia como fundamento de civilizada convivencia, en la que los derechos humanos y las libertades ciudadanas deberían ser puestos en práctica por los detentadores del Poder Constituido y no queden solamente en discursos, fue una constante de su pensamiento y su accionar político. Por la instauración de la Democracia y contra el uso arbitrario del Poder, HSZ fue perseguido, encarcelado y desterrado por las dictaduras militares. Se hicieron legendarios sus ingresos clandestinos al país para sembrar la semilla de las conquistas democráticas.
Después de una prolongada lucha por las libertades públicas, Siles Zuazo retornó a la Patria el 10 de octubre de 1982. En el ejercicio del gobierno, dio todo su caudal de energía a la Unidad Democrática y Popular (UDP). “El centro de nuestro pensamiento -decía- debe ser la alianza de clases entre obreros, campesinos, clase media revolucionaria y empresarios con criterio social. Transformar la vida del hombre de nuestras montañas, de nuestros valles y llanos orientales”, dando a entender que Bolivia debía ser reconstruida con unidad, ser multiétnica y pluricultural, hacerla productiva, por encima del rencor y del enfrentamiento fratricida. Otra cosa es que su talento de estadista no hubiera sido comprendido ni asimilada su generosidad y desprendimiento.
Así es como sus aliados en el gobierno hicieron de la función pública su fuente de ingresos discrecionales para fortalecerse económicamente, dejando que HSZ apareciera como el único causante de la crisis económica que Bolivia vivió esos años. Fue leal con sus socios y éstos lo traicionaron con el slogan “dadnos cien días más”, mientras frenaban las propuestas de un buen gobierno y conspiraban para acortar su mandato. Se dieron así deliberadas manifestaciones callejeras. A ninguna de ellas se le impidió el ingreso a la plaza Murillo, pese a la violencia con que actuaban, incluyendo el uso de peligrosos explosivos. En su presidencia no hubo perseguidos políticos ni indígenas, tampoco muertos y heridos para mantenerse en el uso del Poder con el apoyo de la policía o el ejército.
Para HSZ la Patria fue ara y no pedestal, por eso salió al exilio voluntario con las alforjas llenas de humildad y honradez. Que otros se aprovecharon de él, ni duda cabe, esos suman legión en el país y tienen nombre y apellido.
Hernán Siles Zuazo falleció el 6 de agosto de 1996 en Montevideo, República Oriental del Uruguay.
Que satisfactorio sería para el pueblo boliviano si otros gobernantes y políticos siguieran su ejemplo.
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