Soza: el montaje teatral

Sin gusto, sin principio -quizá nunca se sepa el fin-, con grandes errores propios se montó una tramoya contra todo un pueblo, con el nombre de empresarios cruceños. En otras palabras, se trató de destruir las bases de la economía, inculparlos por delitos y encarcelar a los que estuvieron en la lista negra de opositores al régimen actual.

No sólo tuvo defectos de concepción la pésima obra, mal parida y peor ejecutada. Citamos algunos hechos como ejemplos:

1) ¿Cómo fue posible que terroristas duerman plácidamente en un hotel céntrico de la capital oriental sin escoltas, sin guardaespaldas? ¿Cómo fue posible que no lucharan los terroristas, si precisamente vinieron a dividir un Estado aun a costa de sus vidas? ¿O eran unos tontos que se entrometieron en una aventura pagada, anunciada con abundantes fotos; presentaciones en parrilladas, con el estilo de la guerrilla del “Che” Guevara que abortó exactamente por la excesiva proliferación de tomas y fotos?

2) En cinco años el fiscal Soza no pudo probar los extremos que sostenía en la investigación, menos condenar a los acusados, pese a los plazos procesales. ¿Por qué? ¡No tenía pruebas, nunca las tuvo! y algunos entrometidos que se involucraron en la aventura cayeron en la trampa gubernamental.

De haber existido pruebas abundantes sobre el “plan terrorista” para la división de Bolivia, no era necesario matar a los principales actores, simplemente se debió detenerlos y hacerlos confesar con los métodos nada normales que emplean la policía y las autoridades del Ministerio de Gobierno contra los presos por esos “delitos de lesa patria” (?).

3) ¿Por qué ordenó el presidente Morales la ejecución si los tenían seguidos, investigados y con precisión sabían dónde dormían?

Entre paréntesis diremos que el mayor enemigo del montaje y del actual régimen son sus bocas, su desmedido afán de hablar, desde el primer mandatario, pasando por la Ministra de Informaciones. A raíz de la falta de evidencias todo el acto se vino abajo, como un burdo hecho sin pies ni cabeza.

Ahora el Gobierno tiene sus servicios de inteligencia apoyados por cubanos y venezolanos. ¿Por qué no lo siguieron a Soza, evitando su fuga anunciada? ¿Cómo es posible que todo un aparato policial detenga al abogado Ponce de león, en pocos días y no hubieran hecho lo mismo con el ex todopoderoso fiscal? No son misterios: o el Gobierno cubrió su retirada, por temor a que revele toda la pantomima o el ex fiscal tenía más inteligencia que el mismo régimen.

Por de pronto Soza no volverá, el Brasil le ha concedido provisionalmente asilo. No lo extraditarán y se diluirá en la chicanería de los reclamos, para pasar finalmente al olvido. Pero el ex fiscal Soza tiene una cuenta moral pendiente con Bolivia: escribir, relatar y denunciar a los autores del burdo montaje de la Masacre del Hotel de las Américas. De lo contrario puede sucederle una de esas fatalidades que persiguen a los ex todopoderosos y desaparecer con los secretos. ¡Soza sabe mucho de todos los delitos contra ciudadanos honestos de Bolivia!

Final: nadie creyó, ni una sola coma, del montaje teatral, salvo los que cayeron embelesados por una posible guerra de secesión en la Patria, para lo que mínimamente se requería mil hombres en armas, para desatar una guerrilla urbana, no unos cuantos peleles que pernoctaban como reyes en un hotel, ¡sin precauciones!

Puerto Suárez - Santa Cruz, Bolivia.