Gobierno espera resultados técnicos sobre efectos de represas brasileñas



Las represas brasileñas fueron construidas para servir como generadoras eléctricas. Otro proyecto en marcha es el de Cachuela Esperanza.

El Órgano Ejecutivo no emitirá ningún reclamo al Gobierno brasileño porque está a la espera de la conclusión del estudio técnico sobre el impacto de las represas San Antonio y Jirau, en las inundaciones de los departamento de Beni, Pando y el norte de La Paz. La oposición ve con escepticismo las acciones del Gobierno a pocas semanas de la llegada del canciller del vecino país, Luiz Figueiredo.

Si bien existe una investigación abierta sobre el tema, el Gobierno prefiere esperar a que se indague este caso a través de las instancias correspondientes y no se quiere entrar en conflictos con Itamaraty.

En ese sentido, el vicepresidente Alvaro García dijo que el tema es serio y requiere de estudios sin descartar la influencia que pudieran tener estas construcciones hidroeléctricas en el flujo y corrida del agua hacia la Amazonia boliviana.

“Nuestra posición es muy clara, hay que estudiar. Está claro que las represas no han influido en las lluvias, pero pueden haber influido teóricamente en la velocidad en que se desplazan las aguas. No sabemos si habrá tenido o no un efecto, eso requiere por la seriedad del caso una investigación”, recalcó la autoridad.

García precisó que ese estudio técnico es realizado por expertos de la Fuerza Naval y el Ministerio de Medio Ambiente y Aguas que próximamente darán un informe sobre el efecto que pudieran causar las represas en la velocidad en que el agua ha podido desplazarse por el río Madera en el lado brasileño.

El fin de semana pasado, tras un recorrido por la región amazónica fronteriza con Bolivia, la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, deslindó todo tipo de responsabilidad en sentido de que las represas San Antonio y Jirau habrían ocasionado la crecida de ríos y agravado las inundaciones que afectan a los departamentos de Beni, Pando y el norte de La Paz.

“Ocurrió una inmensa concentración de lluvias allá. Nosotros no tenemos esa cantidad de agua, pero sí los ríos que forman el Madera, en los Andes, el río Madre de Dios”, dijo Rousseff tras el sobrevuelo que realizó el fin de semana por la región de Rondonia y el Acre.

Sin embargo, el exviceministro de Medio Ambiente, Juan Pablo Ramos, afirmó que hace cuatro años el Gobierno de Brasil aceptó en un documento firmado que la construcción de esas represas ocasionaría un impacto en el medioambiente de la región amazónica.

“Lo importante fue que en la reunión técnica hubo un documento firmado. En ninguna reunión previa hasta la reunión en Bolivia se había firmado documentos, en la reunión técnica no le quedó otra al Brasil que aceptar los potenciales impactos. La reunión fue realizada el 2008 en la ciudad de La Paz”, declaró Ramos.

Al respecto, el Vicepresidente reconoció que en esta época de lluvias en Bolivia se registraron las precipitaciones más intensas de los últimos 50 años. “Casi se han triplicado la precipitaciones de lluvias más que todo en las zonas de la cordillera y las vertientes que van hacia los ríos y que desembocan en la amazonia”, acotó.

La oposición, sin embargo, se muestra susceptible ante los avances que se pudieran realizar. La diputada de Convergencia Nacional (CN), Norma Piérola, dijo con anterioridad que las autoridades del Gobierno central actúan de forma tardía pues este caso y las amenazas de la corrida del agua fueron alertadas en 2010.

Pese a la posición brasileña anticipada con las declaraciones de la mandataria brasileña y que podrían influir en la reunión del canciller Figueiredo y su par boliviano David Choquehuanca, en el marco de la Agenda Positiva entre ambos países, la justicia de Brasil tomó medidas cautelares a las dos empresas para que sean obligadas a colaborar con la atención a los damnificados de las poblaciones afectadas por las inundaciones.

La anterior semana, el juez federal Herculano Martins Nacif dictaminó que los responsables de San Antonio y Jirau abran la carretera federal BR 364 del Acre para atender a la población brasileña en Rondonia y Porto Velho que también enfrenta la situación de emergencia por las precipitaciones fluviales de este año.

 
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