La afinidad ideológica entre gobiernos no modifica la diplomacia conservadora de Chile, que mantiene su posición de no ceder ni un milímetro de su territorio a Bolivia. Así lo demuestran hechos históricos, como cuando los dictadores Hugo Banzer y Augusto Pinochet no llegaron a un entendimiento para solucionar el problema marítimo de Bolivia. Estas conversaciones infructuosas se realizaron en Charaña en 1975, que se redujo a abrazos y declaraciones de amistad y el restablecimiento de relaciones diplomáticas, la cuales habían sido suspendidas a raíz del desvío del río Lauca por Chile.
En esa oportunidad el pueblo boliviano tuvo esperanza, por el hecho de que ambos mandatarios militares tenían afinidad política, dentro del Plan Cóndor para el control y seguridad de grupos subversivos comunistas. Pero ese encuentro fue un fracaso más, porque Chile mantiene su actitud de no negociar territorios enajenados por la fuerza, considerándolos propios. Al respecto, recordemos que en el año 1900, Abraham Koenig, Ministro Plenipotenciario de Chile, expresó que su país había dispuesto apoderarse a perpetuidad del Litoral en el Pacífico “porque la VICTORIA era la ley suprema de las naciones”.
Este criterio es sustentado por sus Fuerzas Armadas y los diferentes gobiernos que se suceden en el país vecino, desde la invasión armada de 1879. La actual presidenta chilena Michelle Bachelet mantiene esta posición y por ello el país nada debe esperar, pese a que ella es de la misma tendencia ideológica del mandatario boliviano.
Ante esta actitud inmodificable de Chile, Bolivia se cansó de esperar una negociación amistosa y presentó una demanda a la Corte Internacional de Justicia de La Haya, medida que preocupa a Chile, considerando el reciente fallo producido ‘por dicho Tribunal a favor del Perú, en el litigio que tenían, respecto a un área de 100.000 Km2 en el Pacífico, en una zona rica en pesca. El origen del conflicto deviene de la llamada Guerra del Pacífico.
Preocupa también a los bolivianos la doble posición peruana, que mantiene a través de diferentes gobiernos, con respecto al pedido boliviano de salida al mar por el Pacífico. Preocupa la posible negativa peruana, como consecuencia del Protocolo firmado entre Chile y Perú en 1929. Los diferentes gobiernos peruanos hablan de amistad entre pueblos, pero cuando se trata de definir un posible arreglo de nuestro problema marítimo mediante la cesión de Arica y una consulta con Chile, el Perú manifiesta que no se negocia ese territorio conquistado por Chile en la Guerra del Pacífico, porque siempre será peruano.
Actualmente sorprende la actitud inamistosa del Congreso peruano, al no tomar interés en aprobar el Protocolo de Ilo, firmado con Bolivia, que haría posible la importación y exportación de productos bolivianos a través de puertos peruanos, en vista del trato desconsiderado chileno en el Puerto de Arica, por lo que el país depende del vaivén de los intereses chilenos. Una realidad dura y dramática es que Bolivia necesita un PUERTO PROPIO para su progreso y desarrollo, por ello no está lejos la posibilidad de que en algún momento y con cualquier gobierno, Chile plantee salida al mar mediante canje territorial, o sea 50 kilómetros de costa por 50 kilómetros de territorio. Así tendríamos puerto propio y para ello cualquier gobierno tiene el derecho de consulta al pueblo mediante un referéndum. Pero Bolivia no debe levantar a la demanda en La Haya mientras no exista negociación y esta posición debe ser política de Estado.
El autor es Profesor Emérito de la UMSA.
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