Los despropósitos de Bulnes

“Bolivia ha presentado sus aspiraciones como si se trataran de derechos. Bolivia postula que Chile debe ser obligado a negociar con un resultado predefinido, consistente en que debemos terminar concediéndoles una salida al océano Pacífico por tierras y aguas chilenas”, afirmó, recientemente, el agente chileno ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya, Felipe Bulnes, ratificado por la presidenta Michelle Bachelet.

Resulta, según se deduce de estas declaraciones, que Bolivia jamás tuvo Derecho sobre el océano Pacífico y que sus legítimas exigencias de recuperar la cualidad marítima carecen de fundamento y que, en todo caso, serían una mera “aspiración”.

El agente chileno debería esperar la decisión que asuma, en su debido tiempo, el alto tribunal de la Organización de Naciones Unidas (ONU) y no anticiparse con apreciaciones personales que no vienen al caso. En consecuencia Bulnes pretende desconocer la historia, lo que profundiza las controversias boliviano – chilenas. Entonces es oportuno refrescar la memoria de aquél.

Chile estuvo al acecho de nuestros recursos naturales desde siempre. Este propósito culminó, desgraciadamente, con la invasión de 1879, que significó el cercenamiento del Litoral boliviano, cuya riqueza fue el soporte inicial de la economía chilena, que goza hoy de excelente salud, con tasa de crecimiento superior al cinco por ciento, comparable tan sólo con los países del primer mundo. Pese a ello la brecha que separa a ricos y pobres sigue ensanchándose de manera inevitable.

En consecuencia Bolivia continúa en la mira de la nación transandina, que nunca ha ocultado sus intenciones expansionistas, utilizando para el efecto la muletilla de la integración, que signifique un entendimiento comercial y económico. Y no así mediante la restitución del Derecho boliviano en el Pacífico.

En esa perspectiva, y a manera de ratificar la presencia inversionista chilena en territorio boliviano, ha intentado introducir sus capitales, para apoyar el argumento de que Chile invierte en Bolivia, como en Perú y otros países, pese al centenario diferendo, que obstruye toda iniciativa vinculada con la paz, el diálogo y el entendimiento constructivo, como signo de una fluida relación diplomática. Lo ha logrado, en parte, y en la intentona inundó con sus productos el mercado nacional. Posiblemente el propósito chileno sea aún conspirar, desde dentro de nuestras fronteras, contra Bolivia y su histórica demanda marítima, que ahora radica en la Corte Internacional de Justicia de La Haya.

“Por las facilidades que acabo de mencionar, porque creo que son dos economías complementarias, somos países vecinos, somos países hermanos (Bolivia y Chile) que no podemos seguir de espaldas. Tenemos que darnos vuelta, mirar el futuro en conjunto y hacer de nuestra actividad económica algo que sirva directamente al bienestar de nuestros pueblos”, aseguró, hace aproximadamente cinco años, Alfredo Ovalle, presidente de la Confederación de la Producción y del Comercio de Chile, según registra la prensa nacional de 3 de febrero de 2008.

En suma: Bulnes cree que con sus despropósitos pospondrá, en definitiva, la centenaria causa marítima. ¡No, señor!