Vaticinio sobre la producción de gas

Las reservas de gas natural han ido en constante disminución, porque aún no se encontró nuevos campos productores. Esto crea una perspectiva que puede terminar en crisis, lo que afectaría a la exportación del energético, que genera más del 50% de los ingresos nacionales.

De acuerdo con el último estudio que se hizo de las reservas certificadas, en 2009, éstas eran de 9.96 de TCF (trillones de pies cúbicos). En 2010 bajaron a 9.43, el 2011 a 8.85, en 2012 a 8.19 y el 2013 a 7.75. Como podrá observarse, el año pasado las reservas tuvieron un decremento mayor que en años anteriores, aunque sin ser extremo.

Ello se debió a que Brasil compró hasta al límite de lo convenido, que es de 30 millones de MCD (metros cúbicos por día). A la vez, las ventas a Argentina crecieron significativamente. El consumo interno creció, asimismo, por la ampliación de las redes de distribución domiciliaria, tanto en La Paz como en otras ciudades.

Se anunció oficialmente que este año se pondría en funcionamiento las plantas de urea y de separación de líquidos, cuya demanda de gas sería de 1 TCF. De esta manera, puede concluirse que en 2014 el aumento de la demanda nacional seguirá en ascenso, aparte de que continuará la extensión de las redes de distribución domiciliaria, cuyo costo reducido alivia el costo de vida de las familias.

Las anteriores consideraciones, matizadas con algunos añadidos de la columna, provienen de un estudio académico que realizó el ingeniero Mauricio Medinacelli, considerado como uno de los más calificados que tiene Bolivia en materia energética.

Un tercer aspecto que analiza Medinacelli consiste en verificar los perfiles de producción de las empresas y contrastarlas con la demanda. Como efecto de esto, expone que “podrían surgir problemas para abastecer la demanda a partir de 2016. No implica, empero, que las reservas de gas se acaben ese año”.

Anota que lo único que procura el ejercicio es reflejar que la tasa de crecimiento de la oferta es menor al crecimiento de la demanda. A propósito, estima que podrían surgir voces de que la actual explotación de los campos sea más agresiva. Empero, sólo sería una manera de castigar a esos campos, en concepto de los ingenieros petroleros.

“Como queda claro del análisis realizado –expresa Medinacelli- cada indicador presenta virtudes y problemas; sin embargo, son sólo ello… indicadores. El potencial hidrocarburífero en Bolivia es elevado, pero su desarrollo requiere de:

1) Abrir mercados atractivos, sin dejar de producir más gas para el mercado interno, por el elevado impacto social que tiene. Sin embargo, éste no genera el incentivo necesario para la inversión en exploración y explotación.

2) Condiciones de operación razonables y prudentes; los impuestos a la producción, equivalentes al 50%, no crean las condiciones progresivas en las etapas de exploración y explotación de hidrocarburos.

3) Varios…, realmente varios, en el campo institucional y legal del sector.

La conclusión del análisis –cuyo punto neurálgico es que en 2016 se tendría problemas en la producción de gas- es que “Dios fue generoso con Bolivia… dándonos, en la década de los noventa (la horrible y perversa época neoliberal), a que los bolivianos consigamos mercados para vender gas y ahora vivimos de él”.

La nueva Ley de Inversiones, que está aún en trámite legislativo, podría ser atractiva para nuevos emprendimientos, pero en especial estimularía a las empresas que trabajan en el país, desde la Capitalización, a que realicen inversiones, pues ahora contarán con el respaldo y la garantía jurídica que demandaban para acrecentar sus operaciones.

La docena de empresas petroleras que operan en Bolivia desde 1996 y que a partir de 1999 empezaron a producir gas natural, suspendieron sus inversiones por la nacionalización de 2006. En realidad, no fue tal, sólo se les exigió que firmen nuevos contratos, para que aumenten sus obligaciones tributarias.

Como efecto de ello, las empresas suspendieron sus inversiones y se limitaron a producir los campos que explotaban, tanto para seguir cubriendo las exportaciones de gas natural y el consumo interno, así como para recuperar en alguna magnitud los dividendos de sus inversiones anteriores.