Confirman desastre de nave en el océano Índico
Autoridades malasias no dieron más detalles y esperan recuperar las cajas negras.
Pekín.- Los familiares de los viajeros chinos que embarcaron en el vuelo MH370 mostraron ayer su dolor, pero también su rechazo, al ser informados de que el avión de Malaysia Airlines desaparecido desde el pasado 8 de marzo se estrelló en el océano Índico.
“Queremos que toda la prensa sepa que no nos creemos nada”, manifestó ayer una mujer china ante los medios congregados en el hotel Lido de Pekín, entre ellos Efe, y donde algunos de los familiares de los 154 viajeros chinos que iban a bordo del aparato llevaban esperando noticias desde el día en que desapareció el avión.
Las palabras de esta mujer, completamente devastada por las circunstancias, se producían poco después de que la compañía Malaysia Airlines les diera la peor de las noticias a través de un mensaje de texto en inglés.
“Lo lamentamos profundamente, pero tenemos que asumir que, más allá de cualquier duda razonable, el MH370 se ha perdido. Ahora debemos aceptar todas las pruebas que indican que el avión cayó en el sur del océano Índico”, indicaba el texto enviado a las familias.
Hasta 200 ciudadanos chinos se congregaron ayer en la sala del hotel que han ocupado estos días para ver la rueda de prensa de urgencia convocada por el primer ministro de Malasia, Najib Razak, en la que ratificó que, a partir de nuevos análisis de Inmarsat y AAIB (UK Air Accidents Investigacion Branch), la última posición del vuelo fue en medio del océano Índico, lejos de tierra.
Tras oír la noticia, se vivieron escenas de histeria, de nervios y desesperación en el hotel pequinés, donde se registraron varios desmayos de familiares, que tuvieron que ser sacados de la sala en camillas por el equipo de sanitarios desplazado hasta el lugar.
“¿Dónde están nuestros hijos?”, gritó desesperada a la prensa una mujer, mientras otra rechazaba que el avión hubiera acabado en el fondo del Índico: “Los gobiernos nos están engañando. El Gobierno tiene que hablar con nosotros”.
De vez en cuando, según pudo constatar Efe, los ciudadanos que salían de la sala se enfrentaron a los medios de comunicación, a los que incluso intentaron agredir en ocasiones, mientras agentes de policía vestidos de paisano trataron de evitar enfrentamientos en un ambiente tenso.
Algunos familiares deambularon por el hotel entre lágrimas, evitando la abrumadora presencia de cámaras, mientras un numeroso dispositivo policial blindaba la entrada del complejo.
Además del dolor y del rechazo, uno de los sentimientos más extendidos entre los familiares era el enfado hacia las autoridades.
“Nadie se preocupa de nosotros. Nadie se preocupa de la vida de nuestros familiares”, idicaba una joven en el hotel, quien instó al Gobierno chino a que lidere la situación y “obtenga la verdad” sobre lo ocurrido.
Horas después de estas dramáticas escenas, varios familiares publicaban un comunicado en el que expresaban su rabia contra la aerolínea, el Gobierno y los militares de Malasia, a quienes acusaron de “haber escondido la verdad”, causando “devastación psicológica y mental” de los parientes que durante 18 días se agarraron desesperadamente a la posibilidad de que los pasajeros siguieran vivos.
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