Punto aparte
La Iglesia Católica ha renovado los ritos que deben guardarse en la Cuaresma, para conciliar los preceptos religiosos del pasado con la modernidad, sin que, empero, implique su anulación, sino sólo su renovación y actualización con la época.
El predicador del Papa Francisco, Raniero Cantalamessa, de la orden de los frailes Capuchinos, formuló una meditación dirigida a los católicos y cristianos en general, de manera que la Cuaresma continúe siendo la recordación de los cuarenta días y noches que pasó Jesús en el desierto, que es el origen de la consagración de la Cuaresma, que antecede a la pasión y resurrección de Jesucristo.
La primera prédica de la Cuaresma sigue siendo: “Jesús nos espera en el desierto. No lo dejemos solo”. Jesús se retiró al desierto para entregarse a la meditación, para orar y estar en intimidad con su Padre, obedeciendo a un impulso del Espíritu Santo.
Después de su bautizo en el río Jordán, Jesús quedó consagrado con la investidura mesiánica de llevar la buena noticia a los pobres, sanar los corazones afligidos y predicar sobre el reino de Dios.
El desierto en cuestión es el de Judá, que se extiende desde el exterior de los muros de Jerusalén hasta Jericó, en el valle del Jordán. La tradición cristiana identifica el lugar con el llamado Monte de la Cuarentena, que está contiguo al valle del Jordán.
En la historia humana hubo grupos de hombres y mujeres que se propusieron imitar a Jesús. En Oriente, San Antonio Abad se retiraba a los desiertos de Egipto o de Palestina; en Occidente, donde no existen desiertos de arena, se retiraban a lugares solitarios, montes y valles remotos.
Empero, la imitación de seguir a Jesús en el desierto no se dirige a los monjes, a los eremitas. Se dirige a todos, en este tiempo los hombres y mujeres pueden o deben elegir al menos un recogimiento espiritual en la vida diaria. De acuerdo con el Predicador del Papa, la Cuaresma es la ocasión que la Iglesia ofrece a todos, sin distinción, a vivir un tiempo de desierto sin tener que abandonar, por ello, sus actividades cotidianas.
La forma concreta de cumplir con la Cuaresma es abrir un lugar en el corazón, que es donde cada persona tiene la opción de juzgarse a sí misma. Internalizarse en el corazón es penetrar en el santuario íntimo de su personalidad, donde se pone de manifiesto lo que la persona establece lo que realmente es y vale.
El segundo gran tema presente en el relato de Jesús en el desierto es el ayuno. ¿Qué significa hoy el ayuno? El predicador del pontífice expone que la forma más necesaria y significativa del ayuno se llama sobriedad. Privarse voluntariamente de pequeñas o grandes comodidades, de lo que es inútil y a veces incluso perjudicial para la salud. Este ayuno tiene que ser solidario con la pobreza de muchos.
El nuevo ayuno es también una contestación a la mentalidad o afán consumista. En un mundo afecto al goce superfluo de la vida, corresponde abstenerse de recurrir siempre a la solución más cómoda, de elegir lo más fácil, optar por el objeto de mayor lujo. En definitiva, la sobriedad para la Iglesia Católica es saber prescindir de mayor lujo, abstenerse de recurrir siempre a la solución más cómoda, de elegir lo más fácil.
En definitiva, la sobriedad es más fácil que imponerse penitencias artificiales. Más necesario que el ayuno de los alimentos es hoy el ayuno de las imágenes, mediante el cine, la televisión, la prensa, la publicidad. Muchas de ellas son insanas, propagan violencia y maldad, no hacen más que incitar a los peores instintos que se lleva dentro.
Otro de los ayunos alternativos que puede hacerse durante la Cuaresma es el de la palabra de contenidos agraviantes. En la vida de una familia o de una comunidad, este tipo de palabras tiene el negativo poder de cerrar a cada uno en sí mismo, de congelar los sentimientos, de crear amarguras y resentimientos. En la Iglesia se considera que literalmente “mortifican”, es decir producen la muerte íntima.
El tercer y último tema es del demonio, que fue expulsado por la puerta del reino de Dios, pero que volvió por la ventana, como sembrador de cuanto de malo existe en el ser humano. Para la fe cristiana existe el demonio como el genio del mal, pero, a pesar de ello, Cristo lo ha vencido.
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