La muerte de mi madre me indujo a escribir sobre el misterio del alma y como actúa para vivir con la aptitud de elevados ideales como ella vivió y dio ejemplo para que todos vivamos dignidamente para llevar con honra la presencia humana en la tierra, regando de valores de sabiduría, inteligencia, gratitud, desprendimiento, perdón; excitando la dulzura, la sensibilidad, es decir hacerse todo para todos y tener así el privilegio de poseer los dones de la alegría, la bondad y la benignidad, entre otros.