Después del fracaso de los Ejércitos auxiliares argentinos para tomar el Alto Perú en manos de los realistas, el Gobierno de Buenos Aires aceptó el plan presentado por General San Martín, para cruzar los Andes, liberar la Capitanía de Chile e ingresar al Perú, tomar Lima, sede del Virreinato del Perú y centro realista importantísimo.
Formado en Mendoza, Cuyo, el ejército Sanmartiniano, con los famosos Granaderos a Caballo, a cuya cabeza se encontraba el legendario Gral. Mariano Necochea, cruzaron los Andes, triunfando en las batallas de Chacabuco y Maipú. San Martín proclamó la independencia de Chile y se embarcó en Valparaíso, a la cabeza de cuatro mil hombres escogidos. Llegado al Perú, San Martín después de su triunfo en las batallas de Ica, Nazca, Acari, Changuillo y Pasco, ingresó a Lima, proclamando su independencia.
Sin embargo, por la falta de decisiones y las enfermedades, el formidable ejército de San Martín se derrumbó, obligando a éste a pedir refuerzos a Chile y Argentina, solicitando por último la presencia de Simón Bolívar en el teatro de la guerra en el Perú.
Con esos antecedentes, el ejército realista bajo el mando del Gral. Canterac y el Gral. Valdez derrotó al formidable ejército de San Martín en las batallas de Torata y Moquegua.
Después de la derrota, el ejército Sanmartiniano fue dirigido por el Gral. Lavalle, argentino, protegiendo más que nada la huida de cerca de 1.500 infantes, perseguidos por las fuerzas realistas. Lavalle contaba con 200 Granaderos a Caballo, que como apoyo a la huida de los infantes hacían cargas de caballería a fin de contener a los fogosos españoles, que a toda costa querían impedir el embarque de los infantes en la costa de Ilo.
En cada carga de caballería Lavalle perdía unos 30 hombres, ya muy próximos al puerto de embarque, donde los transportes patriotas esperaban a los saldos del ejército Sanmartiniano. Lavalle sólo contaba con 115 granaderos, pero el acoso realista hacía necesaria una última carga, sin embargo el militar argentino decidió no sacrificar más gente de su caballería, so pena de perder a los infantes.
Pero un Granadero a Caballo, el sargento Serafín Melvares, alcanzando a vislumbrar el peligro en esa última carga, gritó a pulmones llenos: ¡“Un Necocha acá”!
Sabido es que la emulación del Gral. Lavalle con Necochea en cuestiones de valor era conocida.
Lavalle al escuchar el grito exclamó: “Lo mismo sabe morir un Lavalle que un Necochea”, ¡a la carga, granaderos!
Cargando con sus 115 granaderos, se logró salvar más de mil infantes, muriendo 32 granaderos a caballo, siendo uno de los primeros en caer el sargento Serafín Melvares.
El autor es Past Presidente de la Sociedad Bolivariana de Bolivia.
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