En abril próximo, EL DIARIO habrá trascendido el siglo y una década de diaria presencia en nuestro país. La Historia del Siglo Veinte está registrada en sus páginas, plenas de información y de opiniones respecto a la pasada centuria, en la que Bolivia empezó a sentir la ausencia del Pacífico, asistió a la Guerra del Chaco, a las violentas transformaciones de los años 50 y luego, a una serie de golpes de Estado y finalmente, al ingreso del proceso democrático que vivimos desde los años 80 hasta este 2014.
Peripecias, sufrimientos, proyectos y esperanzas de un mañana, están retratados en las ediciones de EL DIARIO. Podemos asegurar con absoluta certeza, que lo escrito en este más que centenario medio de comunicación, es EL DIARIO del quehacer de nuestra Patria. Es el compañero de EL DIARIO vivir de generaciones y generaciones de bolivianos. Es el compañero fiel, leal, incorruptible de la ciudadanía y de la opinión pública.
En estos 109 años, EL DIARIO de La Paz, EL DIARIO de Bolivia, ha sufrido los embates de la política y no han faltado ocasiones en que las esferas de poder comploten para que desaparezca de circulación.
La clase política, con honrosas excepciones, antaño y hogaño, ha pretendido y pretende, “encausar” a este díscolo testimonio de nuestra Historia, porque EL DIARIO haciendo de bandera y de voz de nuestra gente, de nuestro pueblo y de los sagrados intereses, mantiene una línea de defensa nacional, sin importar quien esté sentado coyunturalmente en el Palacio de Gobierno, pues, sabe en estas once décadas, que los políticos pasan, mientras que EL DIARIO pisa fuerte, por su vocación patriótica.
Las artimañas, los juegos económicos, las mentiras, las amenazas son, para EL DIARIO, aliento y alimento para continuar defendiendo los intereses de nuestra amada Patria, hollada por la mezquindad, la revancha y el desenfreno de unos cuantos que, hoy poderosos, mañana serán pasto del olvido y aun así, si tocan las puertas centenarias de EL DIARIO, tendrán acceso a una última entrevista.
El Decano de la Prensa Nacional ha salido airoso de pesadillas y planes urdidos en las sombras y jamás calló lo que Bolivia precisa conocer, aunque decretos, leyes y presiones políticas y seudo económicas, amedrenten a los trabajadores y propietarios de tan emblemático medio de comunicación. Peor aún, si entre los atacantes figuren comedidos y mensajeros de la mentira, cobijados en canales y hasta medios escritos, cuya neutralidad y buen criterio fueron perdidos hace mucho tiempo.
La violencia de presiones políticas, de alegatos leguleyos, nunca triunfó contra EL DIARIO y no es la primera vez que la ley mordaza intente someter el pensamiento y la libertad de opinión de los periodistas que pertenecemos a este, reitero, emblema nacional.
Los periodistas hemos sobrevivido y superado a dictaduras y gobiernos civiles que proclamaron su eterna permanencia en el poder. La realidad, nos enseña que EL DIARIO, estará presente cuando los que gobiernan para unos cuantos, sean el pasado que se va.
Entonces, EL DIARIO, escribirá el obituario político de quienes pretenden callarlo ¡Honor a EL DIARIO cuyo contenido, sólo busca informar con ecuanimidad y cuyas páginas combaten por la integridad de nuestro país!
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