¿Declinación de los tiempos de bonanza?

Pese a que casi un 70 por ciento de la población de la humanidad se debate en la pobreza, se puede decir que los últimos diez años han sido de relativa bonanza porque especialmente los países productores de materias primas han recibido importantes montos de dinero por sus ventas, debido a los altos precios internacionales que han regido, especialmente para el petróleo y sus derivados; por supuesto, los minerales han tenido elevación importante en sus cotizaciones y son posiblemente los alimentos los que han batido récords.

Hoy, conforme a lo que rezan las informaciones, habría una especie de declinación de esa bonanza y así muestran cifras referidas a precios de minerales e hidrocarburos o algunas clases de alimentos necesarios para la alimentación de la humanidad. Lo grave es que especialmente los países pertenecientes al Tercer Mundo -y mucho más del Cuarto Mundo- no pueden salir de la postración en que se encuentran. Hay países del Tercer Mundo, caso de India, Brasil y otros que, efectivamente están ahora en el segundo mundo, pero confrontando fuertes situaciones de pobreza debido, especialmente, a que la riqueza está concentrada en pocas manos.

Muchas veces, las políticas mundiales -al margen de las pregonadas en su tiempo por la URSS y países que seguían en su línea- han expresado la necesidad de una distribución más equitativa, más justa de la riqueza; sin embargo, poco, muy poco han hecho por concretar en realidad políticas que mejoren la calidad de vida de los pueblos. Por el contrario, tanto países desarrollados como otros que se encuentran en situación de extrema pobreza han destinado importantes recursos a la fabricación de armas o han permitido la proliferación de la delincuencia, del terrorismo, narcotráfico y cuentan con políticas débiles para reprimir el contrabando y todo aquello que posterga las posibilidades de superación de sus pueblos.

El comunismo es una prueba de las malas políticas desarrolladas en el mundo, como doctrina que, como otras que tienden al totalitarismo, es usada para poner al hombre en servicio del hombre, someterlo de una u otra manera y postergar en los hechos las posibilidades de que abandone la pobreza y tenga mejores condiciones de vida. ¿Cuánto ha hecho la humanidad en los últimos veinticinco años para mejorar la calidad de vida y cuánto ha invertido y hecho para mejorar la calidad y cantidad de armas que han significado el estallido de guerrillas y guerras que han desangrado a diversos países? Es una pregunta que deberían responder, no con simples palabras sino con hechos, los involucrados, que tienen parte de culpa de los males que vive la humanidad y que día tras día se agravan mucho más sin esperanzas de solución. Sin embargo, resolviendo los problemas existentes se podría iniciar una etapa de efectiva construcción de la paz, anhelo que es de muchas generaciones. Lo cierto es que, por la soberbia de muchos hombres que tienen poder político, económico y social, que muestran frialdad e indiferencia ante problemas álgidos, el hombre sigue siendo el peor enemigo del hombre.