Roma.- El papa Francisco volvió ayer a criticar a las personas que tienen un comportamiento “poco cristiano” y se dedican a las “habladurías”, a quienes pidió dejar “el drama de la ceguera interior” para caminar hacia “la luz de Jesús” y evitar así ese tipo de actuaciones que “son pecado”.
De este modo el papa Francisco se dirigió a los 50.000 fieles que, según la Gendarmería vaticana, volvieron a abarrotar la plaza de San Pedro para presenciar el rezo del Ángelus de este cuarto domingo de Cuaresma, informó Efe.
“Es un drama la ceguera interior que padecen muchas personas. Que padecemos, porque todos a veces sufrimos de ceguera interior y todos los fieles católicos tenemos, en ocasiones, comportamientos que no son cristianos, que son pecado”, explicó, aludiendo también a sí mismo.
El pasaje del Evangelio al que Francisco hizo ayer referencia es el que narra la milagrosa curación de un ciego de nacimiento que, tras ser sanado por Jesús, recibió la crítica de los fariseos, que negaban el milagro.
“El milagro es contado por Juan en apenas dos pequeños versos porque el evangelista no quiso poner el punto de atención sobre el milagro sino sobre lo que sucedería después, sobre la discusión que suscitaría”, agregó.
El pontífice narró que el ciego, una vez curado, comenzó a ser increpado por los fariseos incrédulos.
“Finalmente, el ciego sanado consigue creer en Jesús y esta es la mayor gracia que Cristo le concede. No solo la de devolverle la vista, sino hacerle creer en él que es la luz en el mundo”, subrayó.
Y es que, según preconizó el obispo de Roma, “mientras el ciego se acerca a la luz, los fariseos, al contrario, se hunden cada vez más en la ceguera, en la ofuscación”.
“Hacen de todo para negar la evidencia. Ponen en duda la identidad del hombre sanado, después niegan la acción divina y ponen como excusa que Dios no actúa los sábados”, recordó el Papa.
A raíz de este pasaje del Evangelio, Francisco explicó a los fieles que “nuestra vida, a veces, es igual a la de ese ciego que se abrió a la luz” y criticó que, en ocasiones, las personas actúan como fariseos “juzgando desde el orgullo a los demás”.
Tras veinte minutos de catequesis, el papa se despidió como suele hacer, deseando a los fieles un “buen almuerzo” y, en esta ocasión, les instó a leer en casa el capítulo nueve del Evangelio de Juan, que narra la historia del ciego curado, porque “les vendrá bien”, dijo.
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