Jorge Negrete

El cantante y actor del cine mexicano, Jorge Alberto Negrete Moreno, nació el 30 de noviembre de 1911, en el Estado de Guanajuato, fue un ferviente defensor de los derechos de los actores con la creación del Sindicato de Trabajadores de la Cinematografía de México y reestructuró junto con un grupo selecto de acto-res la Asociación Nacional de Actores (ANDA) de la que fue su más destacado líder. Su mayor mérito fue revolucionar la música ranchera mexicana, dándola a conocer por todo el mundo

Al margen de sus valores humanos –íntegro, generoso y filántropo– su voz era inconfundible, era barítono, el mensaje de sus canciones rancheras y guapangos, encarnaba al clásico charro mexicano, pendenciero, valiente, bebedor y mujeriego.

A través de su música y sus películas, Negrete fue la estrella de la época, encar-nando la versión mexicana del ‘glamur’ de Hollywood –donde murió en 1953–, debido en parte también a sus tumultuosas rela-ciones sentimentales con estrellas del mo-mento como Gloria Marín y María Félix, dos de las actrices más representativas de la Edad de Oro del cine mexicano.

En el centenario del nacimiento del can-tante mexicano, celebrado en el 2011, su hija Diana Negrete, hacía una breve rese-ña de la vida del actor, decía: tras su paso por la academia militar donde alcanzó el grado de teniente, en 1913 solicitó permiso del Ejército para poder dedicarse entera-mente a la música, donde se abrió camino cantando en radios, compañías de revista, orquestas y mariachis, donde muchas le pagaban con vales de comida.

Su primera aparición en el cine fue en 1937, en la película “La madrina del dia-blo”, y a partir de entonces su presencia en el cine mexicano fue una constante con títulos como “Caminos de ayer”, “La Valen-tina”, “Así se quiere en Jalisco”, “Perjura”, “El fanfarrón”, “Juan sin miedo” o “Juntos pero no revueltos”, todos ellos rodados en 1938. En sus películas se fue revelando como un buen actor e impactó entre las mujeres por su porte recio y bien parecido.

No fue hasta el filme “Ay Jalisco no te rajes” (1941), en la que canta la canción del mismo nombre convertida ya en un himno del folclore mexicano, cuando con-siguió el reconocimiento y la fama inter-nacional. Sus canciones estaban acom-pañadas por un conjunto de mariachis.

En esa película conoció además a Glo-ria Marín, con la que inició un intermiten-te romance de doce años que marcó el fin de su matrimonio con su primera es-posa, Elisa Christy, de la que se divorció definitivamente en 1942, tras el na-cimiento de su única hija Diana.

Según ésta, Gloria Marín fue el “gran error” de la vida de su pa-dre, porque la diva mexica-na “no supo corresponder-le” y “lo engañó”.

Luego llegaron “Seda, sangre y sol” (1942), “El peñón de las ánimas” (1943) –en la que conoció a María Félix, su segunda esposa. En esta cinta, que idealizaron ante el público una pareja romántica, entre los dos actores surgió una relación de marcada anti-patía que años después derivó en un apasionado romance.

Le siguieron “Si Adelita se fuera con otro” (1948) o “Allá en el rancho grande” (1948), junto con premios y reconocimientos internacio-nales, además de su sona-do matrimonio con María Félix, cuando ambos ya eran archiconocidos más allá de México.

Pese a su fama de ma-cho y mujeriego, el ídolo mexicano tuvo en su vida tres grandes amores. El matrimonio con María Félix despertó mucha expectati-va entre sus admiradores, que se preguntaban si Ne-grete podría dominar el fuerte carácter de la diva, conocida como “La Doña”.

Todo esto, hasta la muer-te del “charro cantor” el 5 de diciembre de 1953 en Los Ángeles, Estados Uni-dos, a causa de una cirro-sis originada por un proble-ma hepático que aquejaba desde la adolescencia y su funeral en la ciudad de México atrajo a miles de sus compatriotas.

Fue como un presagio, la interpreta-ción más popular de Negrete, que él can-tó con profundo sentimiento “México lin-do y querido”, cuya letra dice: “México lindo y querido si muero lejos de ti, que digan que estoy dormido y que me traigan aquí. . .”.

Han pasado varias décadas de su muerte, pero sus interpretaciones son de las más gustadas en México e incluso en algunos países de Sudamérica.