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EL LADRÓN QUE ADORABA LA ROPA INTE-RIOR DE MUJERES

Los Ángeles, EE.UU., febrero 1999 (AFP).- La policía estadounidense descubrió que un hombre condenado recientemente por el robo de 41 prendas de ropa interior femenina escondía ade-más unos dos mil sostenes, fajas y panti-medias en su ex lugar de trabajo.

Manuel Cruz, de 45 años, había sido condenado el mes pasado a seis meses de prisión y tres años de puesta a prueba. La policía había descubierto en su automóvil unas 41 bombachas.

Según el diario Whittier Daily News, Cruz había explicado a la policía que las prendas íntimas de mujer las guardaba en su vehículo para que su esposa no las des-cubriera.

El lunes pasado, la policía fue llamada por el ex empleador de Manuel Cruz en Whittier, cerca de los Ángeles, luego de que éste descubriera tres enormes bolsas, cinco cajas grandes y tres pequeñas llenas de ropa interior femenina.

Manuel Cruz ya había sido arrestado en marzo de 1998 por el mismo delito. En aquella época se encontraron 50 prendas de ropa interior de mujer en su vehículo.

MARIDO INFIEL ARREPENTIDO

Río de Janeiro, julio 1994.- En un desesperado intento por retener a su esposa y acorralado por la evi-dencia de su infidelidad, un comerciante brasileño ingirió ocho ampolletas de vidrio como prueba de su lealtad.

Antonio Oliveira, de 23 años, decidió echar mano al inusitado recurso cuando su esposa María le anunció su intención de abandonarlo al descubrir que tenía una amante.

Oliveira, dueño de un bar en Río Branco, capital del estado de Acre, tomó entonces la drástica determinación frente a su esposa y un nutrido grupo de sorprendidos vecinos y clientes.

“No quiero un marido Don Juan”, senten-ció María inconmovible y pese al extraño gesto de arrepentimiento de su esposo decidió hacer las valijas y abandonarlo.

Oliveira, quien debió ser internado aun-que su vida no corre peligro, declaró con la voz quebrada –no se sabe si por la tristeza o por la ingesta de vidrio que se dio– “aho-ra no se lo que haré de mi vida”.

PAREJAS SIEMPRE EN DESACUERDO SO-BRE LAS LABORES DOMÉSTICAS

Washington, EE.UU., febrero 1994.- El principal motivo de dis-cusión de las parejas norteameri-canas es más bien prosaico: quién debe limpiar o fregar los platos, según una encuesta publicada por la Asociación del Jabón y el Detergente de Estados Unidos (SDA).

Casi el 50% de las parejas encuestadas afirmaron que discuten por problemas do-mésticos, y casi uno de cada diez matrimo-nios se separó por ello. La mayoría de las peleas tratan sobre quién debe limpiar, cuán a menudo se debe hacer y quién lo hace mejor.

Las mujeres se quejan, por lo general, de que hacen todas las tareas de la casa. Además, aseguran que mejor que sus pa-rejas. Algunos hombres están de acuerdo con eso: la mitad de los encuestados con-fesó que no podría superar a su pareja en las cuestiones caseras.

El sondeo también puso de manifiesto que, con la edad, las discusiones se apa-ciguan: las parejas de más de 55 años pelean menos por la limpieza que las de entre 18 y 24.

“La clave para tener una relación feliz y armoniosa es el compromiso”, afirmó la experta Sandra Beckwith, autora del libro “Why can‘t a man be more like a woman?”. (¿Por qué un hombre no se puede parecer más a una mujer?).

Para evitar peleas por fregonas y esco-bas, los hombres deberían echar una mano más a menudo y las mujeres, a su vez, no ponerles el listón demasiado alto, explicó Beckwith.

“Aunque no se haga de la forma en que lo haría una mujer, tiene que darse cuenta de que al menos el trabajo está hecho”, agregó. (AFP).