TERAPIAS ALTERNATIVAS
La música tiene la virtud de despertar sensaciones y emociones en las personas, es la herramienta esencial de la musicoterapia, cuya especialidad paramédica tiene fundamentos científicos y terapéuticos. En el primer caso estudia la relación entre el sonido y el ser humano, en el segundo el uso del sonido, música y movimiento para abrir canales de comunicación y emprender la fase de recuperación del paciente.
“La música es algo físico, cuando llegas a una fiesta sientes la vibración del sonido en tu cuerpo que te lleva a otros niveles profundos. El dedicar una canción expresa lo que sientes. El efecto que produce la música en cada persona es fuerte, si estás triste y escuchas música melancólica, es posible que llores”, aseguró el musicoterapeuta A. Daniel Castellón.
La musicoterapia consiste en hacer terapia con el sonido, ya sea utilizando el cuerpo o algún instrumento del entorno. Se puede aplicar en niños, adolescentes, jóvenes, adultos y personas de la tercera edad.
“La música es importante en el ciclo evolutivo del niño y es diferente para cada edad. Está presente desde el vientre.
Los niños por lo general son desordenados en sus actividades, entonces la musicoterapia, a través del ritmo, permite que adquieran cierto orden.
Por ejemplo, no se verá a un niño bailar t´inku en lugar de kullawada, puesto que ellos, inconscientemente, saben eso y a medida que escuchan el sonido se mueven” afirmó Castellón.
Existen niños que tienen la melodía en el cerebro y la transmiten al cuerpo, por ejemplo: si un infante piensa que es un soldado regulará su ritmo en dos tiempos repitiendo el proceso. “El aprender idiomas y números mediante la música es infinito. Es increíble que no se le brinde la importancia necesaria en la educación” dice el musicoterapeuta, y aconseja a los padres que pueden tener un acercamiento con sus hijos adolescentes escuchando su música, para saber lo que sienten.
DIFERENCIAS
Existen ciertas diferencias entre lo que entendemos por educación musical y musicoterapia, si bien ambas utilizan el sonido como instrumento fundamental, tienen distintas finalidades. En el primero se piensa que sólo se debe aprender música popular, himnos y bailes folklóricos, con lo que están felices alumnos, padres y administrativos.
“La música te permite expresarte como ser humano, es una herramienta muy poderosa que contribuye a que niños y adolescentes puedan componer temas relacionados con las situaciones que les afecta emocionalmente. Por otro lado, está la musicoterapia, que utiliza instrumentos córporo- sonoro musicales para producir efectos terapéuticos y físicos”, dijo el especialista.
En Argentina, la escuela de Roland Benenzon trabaja sobre el efecto de la musicoterapia en pacientes en coma, se ha podido comprobar que las ondas que llegan al cerebro del paciente tienen una reacción muy favorable para lograr su recuperación. De la misma forma –según Castellón- se puede trabajar una serie de patologías.
EXPERIENCIAS
Daniel Castellón tuvo diferentes experiencias de musicoterapia, con diversos grupos humanos, en una ocasión realizó una sesión de relajación con niños de 4 años. Se les hizo escuchar música de la naturaleza con los ojos cerrados y se les dijo que dibujen lo que escuchaban. En siete minutos se logró relajarlos y quedaron dormidos.
“Otra experiencia que tuve con esta terapia fue con estudiantes universitarios de Ixiamas, cuando dicté la clase de didáctica, se realizó un taller con el propósito de lograr la interacción entre compañeros, con un resultado fantástico. Los estudiantes terminaron bailando capoeira y pudieron, de alguna manera, liberar la carga emocional que les molestaba”, aseguró Castellón.
El experto aseguró que esta práctica permite crear un nexo entre alumnos, maestros y padres de familia, porque tiene un lenguaje muy fluido que se expresa, a través de la música.
Realizando una sesión de improvisación, se observó que estos grupos podían comunicarse muy bien.
“Otra hermosa experiencia fue el trabajo en la Fundación Arco Iris con población que vivió en la calle, niños y adolescentes que tenían historias que no podían liberar. La clase era voluntaria y todos asistían, logré formar un grupo de tarqueada, un coro y una sesión exclusiva de musicoterapia. Trabajé mucho para lograr que exterioricen aquello que les molestaba, buscando crear una base sólida para sus vidas”, expresó Castellón.
El terapeuta aseguró, que lejos de lo que muchas personas adultas piensan, los adolescentes necesitan y desean que se escuche su música, para que a partir de ahí vean lo que son y la identidad que tienen.
“Los adolescentes no son cerrados, tienen todas las ganas del mundo para decirte cómo son y se visten como quieren ser, tienen la actitud y su música te lo dice, es transparente. Los muchachos con los que trabajé me hicieron escuchar su rap, tal vez con muchas carencias técnicas, pero era una representación de ellos y fue la mejor forma de romper el hielo y poder, de alguna manera, penetrar en la coraza de protección que tenían”, recordó el musicoterapeuta.
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