Cumplir una centuria y una década de constante entrega y servicio a la Patria y a las causas más nobles de la humanidad, es, para EL DIARIO, Decano de la Prensa Nacional, motivo de orgullo, satisfacción y seguridad de no haber defraudado la confianza de generaciones de bolivianos; es la certeza de que el Fundador, el Dr. José Carrasco Torrico, no equivocó su vocación ni alteró la calidad y cantidad de virtudes que lo adornaron y que lo impulsaron a esta magna obra que es el periodismo.
EL DIARIO ha superado infinidad de problemas en su larga vida; ha sido víctima de gobiernos dictatoriales o también de muchos constitucionales que creían que la prensa debe estar a su servicio, depender de ellos y subordinarse a sus caprichos e intereses. No claudicó en la posición de mantenerse libre e independiente y sólo sujeto a la moral, a la Constitución Política del Estado y a las leyes. Una vocación que estuvo dirigida por hombres probos, cultos y que tuvieron conciencia de país y una vocación inmaculada de servicio.
Cuántas veces fue clausurado, intervenido y hasta traicionado por quienes tenían el deber de salvaguardarlo de todo peligro; pero, salió adelante porque el espíritu de sus propietarios y directores insuflaron la suficiente fortaleza para vencer a todo lo que atentaba contra la libertad de pensamiento y la libre expresión. Jamás claudicó ante los embates de quienes querían ver acallada la voz que aplaudía lo bueno, condenaba lo que estaba mal, reprochaba el mal uso del gobierno y de las instituciones. Consciente de su misión de servicio a las causas más nobles de la humanidad y de la propia Patria, enalteció todo aquello que honraba y engrandecía al ser humano; sintió que fue fundado justamente para ayudar a defender los intereses patrios, la integridad nacional, la vigencia de la Constitución y las leyes, el respeto a la institucionalidad, la unidad y la armonía de todos los bolivianos.
EL DIARIO, en 110 años de vida -fundado el 5 de abril de 1904- se ha convertido, por su propio esfuerzo y vocación y por la voluntad de muchas generaciones de sus lectores en institución de la Patria, consciente de que se hacía parte del patrimonio nacional. Sus páginas albergaron las opiniones más diversas, los ensayos más profundos, las sugerencias más acertadas para un buen gobernar. No trepidó, en momento alguno, en denunciar todo lo que implica daño a la nación o a la humanidad. Condenó siempre las guerras y los hechos extremos que, muchas veces, han complotado contra él, sus directores, editorialistas, articulistas, redactores y personal que laboró consciente y seguro de que obraba conforme a los destinos que Dios había deparado.
EL DIARIO, honrado por el país con la condecoración del Cóndor de los Andes, al cumplir 50 años en 1954, sólo puede prometer no claudicar en su misión de defender la libertad de expresión que es sinónimo de gozar de libertades y cimiento de la justicia. Con ese espíritu, su promesa y propósito son los de siempre: honrar, amar y servir con honestidad a toda causa que implique el desarrollo y progreso de la Patria, la madre común de todos los bolivianos.
Usurpado el 7 de octubre de 1970, por defender EL DIARIO |
Dirección:
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