EL DIARIO, pertenencia de los bolivianos

Es inapelable la fortaleza moral e intrínseca vitalidad que nos trasmite este órgano de prensa que obtuvo por méritos de su indeclinable línea democrática y de valiente defensa del interés de Bolivia, el sentido de pertenencia, que los bolivianos con su presencia diaria atesoramos.

Así, cuando hablamos de realidades de nuestro país, nos sentimos sinceramente inclinados a considerar la acción de EL DIARIO como el crisol de las ideas rectoras del comportamiento periodístico, desde el punto de vista de la sublime responsabilidad que acomete. En otras palabras, para un órgano de difusión como el Decano de la Prensa Nacional, conviene distinguir la categoría de su obra por más de cien años, con la categoría de simplemente existir. EL DIARIO ha sufrido con su pueblo por los avatares y desatinos de las arbitrariedades y ambiciones políticas, por lo que le corresponde un orden más profundo de la realidad de Bolivia, de la cual es parte inherente.

El matutino centenario para existir con su pueblo y sufrir con sus frustraciones, une esa acción al dominio del amor por la unidad de los bolivianos. Ese respeto que genera EL DIARIO, en su interacción profunda con el pueblo, lo hace un ente existente y concreto y decidió desde su fundación existir y sufrir con su pueblo.

Esa existencia tiene categoría ética, pues es un existir que no significa vivir con alguien en un sentido físico, tampoco significa solamente amar al pueblo para desearle el bien; sino que significa amarlo en el sentido de convertirse en una misma cosa con el pueblo, de llevar su carga, de vivir con él una moral común, de sentir y sufrir con él.

EL DIARIO, antes de practicar o de rechazar la línea política de este o aquel grupo que pretende defender los intereses del pueblo; antes de sopesar concienzudamente el bien y el mal que se puede esperar de las doctrinas y de las fuerzas vivas que lo solicitan, ha elegido existir con el pueblo, sufrir con él y realizar los trabajos pertinentes para garantizar la libertad del pueblo y su destino, que es el disfrute de las plenas libertades de expresión, creatividad y opinión junto con la evolución de su bienestar.

EL DIARIO en sus 110 años de existencia ha comprendido perfectamente y con sabiduría inequívoca que la noción de pueblo es una noción ético-social, resaltando la palabra social. Se debe tomar en cuenta, para entender la designación de pueblo, el comportamiento interior y moral, donde interviene la conciencia en su cierta manera de comprender y de vivir sufrimientos, pobreza, opresiones y el Decano de la Prensa Nacional ayuda eficazmente a corregir el comportamiento del hombre, cierto modo de considerar la alegría de pertenecer a la masa anónima y de tener en ella el sustrato divino de su infalible “vox populi vox Dei”.

En este nuevo aniversario de EL DIARIO, el sentido de pertenencia del pueblo a su órgano de prensa más identificado con los valores y la preservación del valor supremo de la expresión de la humanidad, se hace cada vez más indestructible.

El autor es abogado, presidente de la Sociedad de Escritores de Bolivia.