Víctimas de negligencia médica exigen ley para resarcimiento

(ANF).- A sus 36 años, Lizbeth Cadiz perdió el 100 por ciento de visibilidad de su ojo izquierdo, desde entonces ya no puede trabajar como chofer del bus escolar que recorría la ruta San Antonio Bajo-Miraflores en la ciudad de La Paz. Actualmente tiene dos hijos, uno de 13 años y otro de 11, a quienes no puede llevar a la escuela, ni al parque, ni realizar actividades fuera de su hogar porque la luz del sol le causa dolor.

La desventura de Lizbeth inició cuando decidió dejar los lentes porque no le permitía trabajar como chofer de bus con tranquilidad, por esa razón acudió a un oftalmólogo, pero no imaginó que tendría que pasar por cinco cirugías: de láser, de anillos intracorneales y extracción, de trasplante de córnea y de glaucoma, en las que perdió la totalidad de su vista.

“Me ha cambiado totalmente la vida, ya no soy la misma, no soy la misma, es difícil (porque) no puedo salir con mis hijos (…), pido que les quiten su licencia a los médicos”, son los reclamos que esta mujer cuenta entre sollozos.

La experiencia vivida por Lizbeth sirve para abordar el tema de la negligencia médica. Para el jefe de la Unidad de Transparencia del Ministerio de Salud, Marcelo Sandstein, la negligencia médica debe ser un “hecho grave”, ya que el fallecimiento o el deterioro irreparable en la salud del paciente deben ser comprobados “clínicamente”.

“Para que se tenga un hecho como negligencia debe ser un hecho grave y que se pueda demostrar clínicamente (…) el fallecimiento a causa de esa negligencia o el deterioro irreparable en la salud del paciente”, dijo Sandstein a la ANF.

El Servicio Departamental de Salud de La Paz (Sedes), a través de su director técnico, Henry Flores, añade que la negligencia debe ser comprobada a través de estudios de auditoría medica interna y externa donde se compruebe el incumplimiento a las normas establecidas y protocolos de atención médica.

Según el presidente del Colegio Médico de Bolivia, Édgar Villegas, en todas partes del mundo existe negligencia médica, pero no se cuenta con un registro concreto de los casos y los que salen a la luz son dados a conocer por los medios de comunicación y no por las instancias que corresponden.

Actualmente, los casos de negligencia médica en Bolivia son dados a conocer por las víctimas y sus familiares. Un estudio realizado por el Comité de Lucha Contra la Negligencia Médica en Bolivia refleja que desde 1986 al 2011 se registraron 5.000 casos y el año 2013 se presentaron otros 200, es por esa razón que los más de 2.000 afiliados al comité claman justicia según informó a la ANF su representante, Víctor Hugo Llanos.

La Unidad de Transparencia del Ministerio de Salud recibe tres denuncias por semana por mala atención, discriminación y malos tratos de parte de doctores en centros de salud. Desde el 2012 reportó cuatro casos concretos de negligencia médica y un galeno con privación de libertad por tres años. A causa de la negligencia médica en todo el mundo 10 millones de personas mueren según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

LEY

Actualmente existe un proyecto de ley en la Asamblea Legislativa que propone el resarcimiento de los daños causados a las personas que sufran lesiones graves o gravísimas por impericia médica, informó el presidente de la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara de Diputados, Rodolfo Calle.

“La ley buscará que se le resarza los daños (al paciente) y para eso va acompañar la clínica o el hospital, quiénes han recibido a ese médico eso va ser de manera solidaria, entonces vamos a impulsar para fines de este año que salga de una vez la Ley de Negligencia Médica”, dijo Calle.

El presidente de la Comisión de Educación y Salud de la Cámara de Diputados, David Mejía, informó que todavía se busca elaborar una norma sobre esta materia consensuada con el Colegio Médico, los Ministerios de Educación y Salud y la Defensoría del Pueblo.

Pese a estas intenciones de ayuda, Lizbeth, junto a los miembros del Comité de Lucha Contra la Negligencia Médica, clama la aprobación de esta ley y, al mismo tiempo, justicia para quienes de buena fe ingresan a una clínica para remediar algún mal, pero deben aguantar malos tratos que pueden llegar a ser marcas de por vida en su salud.