Presentaremos un bosquejo histórico sobre la batalla de Tumusla, sus antecedentes, los hechos bélicos, y el fin de la fuerza realista en el Alto Perú.
El 9 de febrero de 1825, el Mariscal Antonio José de Sucre lanzó su famoso decreto invitando a las provincias altoperuanas a decidir su suerte. Pero para el cumplimiento del decreto, debía ser derrotado el último baluarte realista en el Alto Perú, el ejército del Gral. Pedro Antonio Olañeta.
¿Quién era el Gral. Olañeta?, ¿por qué no acató la Capitulación de Ayacucho? Era radical por excelencia, odiador del Virrey La Serna, enconado enemigo de Canterac y Valdez, oficiales españoles de alta jerarquía. Inició una guerra civil contra éstos, considerándolos liberales y nada fieles a la Corona. A raíz de estos hechos, sorprendió a las fuerzas patriotas, llegando incluso Simón Bolívar a pensar que se trataba de un general español disidente a favor de la Independencia.
El Mariscal Sucre se encontraba estacionado en La Paz, mientras tanto el Gral. Pedro Olañeta permanecía en Potosí; ambos ejércitos estaban un tanto relajados, la tensión había bajado momentáneamente; hasta el 14 de febrero el Ejército Unido fue reforzado con fuerzas patriotas de las localidades de Santa Cruz y Vallegrande.
El Gral. Olañeta esperaba en Potosí, en acecho a los movimientos del poderoso Ejército Unido, es decir al momento en que intentarían iniciar su marcha a Potosí.
El Gral. español convocó a un consejo de guerra de oficiales, la disyuntiva era rendirse o luchar hasta el final, se aceptó lo último, y en caso de una derrota, evitar caer en manos de Sucre.
Los oficiales de mayor confianza del Gral. Pedro Olañeta eran los coroneles Carlos Medinacelli, José María Valdez (apodado Barbarucho) y Hebia. En la espera, el maquiavélico Gral. Olañeta urdió un audaz plan para consumar el asesinato del Mariscal Sucre, contrató a un suizo, un soldado mercenario de nombre Ecles, quien fue provisto de un veneno, arsénico, en una pequeña cápsula para echarlo en el chocolate del Mariscal. Conocida era la apetencia de Sucre por el chocolate. Pero la estratagema falló y fueron apresados en La Paz los cómplices del terrible atentado. Olañeta, conocedor de la mínima esperanza de una victoria, recurriría a este tipo de actos para vencer en la contienda al ejército unido del Mariscal Sucre.
A mediados de marzo se inició la movilización del Ejército Unido a la ciudad de Potosí, en La Paz sólo quedó una división colombiana.
El comando del Ejército Unido, bajo las órdenes del Cnel. Burdett O’Connor, partiría hacia Oruro, sus objetivos: Potosí y la derrota del Gral. Pedro Olañeta.
El 28 de marzo el Ejército Unido acampó en las afueras de Potosí, se envió una unidad de patrulla a la ciudad. Olañeta había huido de la misma con su tropa, llevando consigo 60 mil pesos de la Casa de La Moneda. El Gral. Olañeta decidió continuar la guerra y comunicó a Sucre “que él caería combatiendo porque su honor y fidelidad al Rey así lo exigían”.
El Gral. español envió al Cnel. Medinacelli a la fortaleza de Cotagaita, y al Cnel. Valdez con 500 hombres a saquear el valle hacia Chuquisaca, para reunirse posteriormente en la localidad de Vitichi. Desde aquí envió al Cnel. Hebia a reforzar la posición del Cnel. Medinacelli en Cotagaita. Las tropas de Olañeta iban mermando más, debido a la enorme fuerza del Ejército Unido, pero jamás imaginó que uno de sus leales oficiales lo traicionaría, en el momento más culminante de la lucha entre España y América.
El Cnel. Medinacelli enarboló en Cotagaita el pendón patriota, ofreciendo sus servicios al Mariscal Sucre, prometiendo la captura y entrega de su jefe, el Gral. Olañeta. El Cnel. Hebia que iba a reforzar la posición de Cotagaita, conocedor del hecho, dio media vuelta y retornó a Vitichi, informando de la traición a Olañeta.
El general español, lleno de ira, dispuso avanzar hacia Cotagaita para castigar al traidor, ambas fuerzas se encontraron el 1 de abril cerca de un pueblo a orillas del río Tumusla; se dice que Olañeta tenía 700 hombres y Medinacelli sólo 300. Pero Olañeta fue herido de muerte y derrotado.
Aún es un misterio la batalla de Tumusla, se dice que no hubo tal batalla. Algún historiador afirma que hubo un solo disparo que mató al Gral. Olañeta, ocasionando la dispersión de sus fuerzas. Lo aparentemente cierto es que el Gral. Olañeta recibió un disparo fatal, hecho por un propio soldado, a cuya esposa el general había ultrajado. Pedro Olañeta falleció el 2 de abril; la carta informe de Medinacelli no da detalles de la batalla, no hay términos de rendición, ni de cuánta gente pereció. Otro cronista afirma que Sucre al conocer la muerte de Olañeta en forma tan oscura, se molestó y sospechó un sucio juego. Pero de todas maneras aceptó desde Potosí a Medinacelli, asimilándolo como oficial en las fuerzas del Cnel. O’Connor.
El 9 de abril de 1825 el Mariscal Sucre emitió una proclama, informando sobre la rendición del último baluarte realista en el Perú; en la misma mañana se ofició en Potosí un Te Deum, dando gracias por el fin de la guerra de la Independencia.
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