Álvaro Numbela Tejada
La credibilidad de la justicia está en que ella se basa y se sostiene por la sólida fundamentación de sus sentencias y decisiones. La justicia debe ocuparse -permanentemente- de la buena fundamentación de sus sentencias y decisiones, sin necesidad de recurrir a convenios espurios para “erradicar la mora procesal”, tal como hacen la Fiscalía y el Tribunal Supremo de Justicia.
REACCIONAR RÁPIDAMENTE
La justicia boliviana debe reaccionar rápidamente a cuestionamientos recientes, que constituyen escándalos nacionales, sin buscar politizar el sistema nacional de protección. En este sentido -entre los muchos ejemplos que se puede citar- no sirve que el magistrado Ofman Padilla en el Caso 24 de mayo diga: “que en largos meses se ha resuelto más de 100 incidentes, menos que el expediente trata de 16 acusados, que va a disponer que la prueba excesiva, abundante y repetitiva sea eliminada para no caer con eso, porque contradice los principios de celeridad que tanto se habla en la administración de justicia” (1).
Luego tampoco sirve que el Dr. Ramiro Guerrero, Fiscal General, celebre un convenio con el Tribunal Supremo de Justicia, para luchar contra quienes obtengan “ingresos extras de forma fácil”… (6 de abril de 2014). ¡¡Caramba!!... cuánto desatino para una cuestión de mera organización que precisa la justicia para ser eficiente.
LA FUNCIÓN DE LA JUSTICIA
La justicia, llamada a pronunciarse sobre controversias de las más diversas, decide de conformidad con el ordenamiento legal, que forma un todo orgánico en los Códigos. Consecuentemente, la función de la justicia es estrictamente resolver las controversias a ella sometidas por las partes, los incidentes que se suscitan y resolver, declarando en cada caso, cuál es el derecho aplicable. Pero ello no sucede allí donde un juez o magistrado mete la mano en todo y no tiene el tiempo necesario para ocuparse de su augusta misión de dictar sólo sentencias; o un llamado tribunal tenga 300 “cargos administrativos”… Aplicar el derecho significa hacer las cosas sobre la marcha y sin necesidad de apelaciones.
La justicia, institución clave del Estado boliviano, es el centro de todas las tendencias actuales de la sociedad. Ahí están la separación de poderes e independencia del cuerpo judicial, universalidad de la ley e igualdad ante ella, los avances del derecho, intervención de los medios de comunicación, etc. Son temas importantes que tienen que estudiar las personalidades aludidas, sin descuidar que los futuros magistrados precisan de una formación de 31 meses, tiempo en el que alternan enseñanza teórica y períodos de prácticas. Fuera de esta realidad -de eficiencia judicial- comienza o recomienza la aventura, para la administración de justicia en Bolivia.
1.- Correo del Sur. Caso 24 de mayo, la complejidad de la causa. Sucre, 6 de abril de 2014. Pág. 1.
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