Salomón Rivas
Los pueblos andinos y altiplánicos (puna, entre las dos Cordilleras) desde Perú, Bolivia, Argentina y Chile, son de Dios, porque están más cerca del cielo, pero no sus autoridades de Chile y del Perú, que gobiernan desde las costas, que siempre han sido malos para los bolivianos.
Por ejemplo, pasada la invasión y usurpación de 1879, con amenazas de mayor invasión, Chile impuso a Bolivia el Tratado de 1904, que le otorga dominio de propiedad con derecho absoluto y perpetuo; debido a la ocupación militar fue trasmutado a condición de dominio jurídico, o sea que dice su ejército: Bolivia jamás volverá al océano Pacífico.
Con la firma del Tratado de Ancón, de 1929, entre Perú y Chile, los bolivianos fuimos definitivamente sometidos al encierro. Chile y Perú no pueden cerrar la libertad oceánica universal a un país que nació con un litoral de 100 Km de largo, junto al mar de todos.
Chile aunque tenga la mitad de costa del océano Pacífico del continente latinoamericano, es sediento de nuestras aguas, que son fuente de vida para su gente, su industria y no paga por ellas; de nuestro Salar de Uyuni y de nuestros minerales.
Cuando fui a Lima a un congreso geológico peruano, la secretaria, una hermosa limeña, que inscribía a la fila de participantes, me preguntó: ¿su nacionalidad? Le respondí: Bolivia. ¡Ah! Me dijo: Titi para el Perú y caca para Bolivia. ¡me callé! Tanto Perú como Chile nos menosprecian. Ese sentir, de la pérdida del Litoral, nos crea un espíritu de inferioridad; que debemos desecharlo por completo; teniendo todavía una Bolivia grande y hermosa.
Este nuestro país es riquísimo en minerales, más que Chile, Perú, Argentina y con nuestro Precámbrico oriental más que Brasil, lo que es atestiguado por la Escuela de Minas de Colorado, USA y refrendado por el geólogo boliviano más antiguo, de prestigio internacional, su servidor, que escribe estas líneas; que teme a Dios, el único que da inteligencia y sabiduría. Tenemos gas, que vendido barato al Brasil, a la Argentina y con las migajas que nos pagan está en jauja nuestra pequeña población y perdiendo el energético necesario para el primer paso de nuestra industrialización de gas y hierro.
Ese dinerito que sirva para pagar el 50% de la inversión realizada en las represas del río Madera, Brasil, porque son nuestras las aguas, así tengamos el 50% de los beneficios. Hagamos las cosas bien e inmediatamente, pues el apartarse del mal es la inteligencia, dice el libro de Job, en la Biblia.
Ahora es tiempo para reclamar en la Corte de La Haya el pago centenario que tienen que hacer los chilenos por las aguas del Silala, de otros arroyos y de 70 años de desvío de las aguas del río Lauca.
Olvidemos el menosprecio que nos hacen los peruanos y chilenos y miremos más arriba, observemos las aguas del Choqueyapu, en La Paz; del Tagarete en Oruro: del Rocha en Cochabamba; de los arroyos que bajan del Cerro Rico de Potosí; de los que bajan de los cerros Sicasica y Churuquella de Sucre; del Guadalquivir de Tarija; del Piraí de Santa Cruz; Mamoré del Beni; Acre de Cobija Pando; esos son los cursos que tienen que seguir nuestras exportaciones e importaciones, combinando carreteras; canal y fluvial, en barcazas.
Por ahora veamos la hermosa carretera de Santa Cruz a Puerto Suárez, vacía, con tramos asfaltados Roboré-Santiago y el que están construyendo de Puerto Suárez a La Gaiba. Demos prioridad a aumentar la plataforma vestida de rojo hematítico, desde el Mutún a Puerto Busch, para que con barcazas, sea nuestra salida al mar. ¡Ahora! Puerto Busch es ahora nuestro retorno al mar, uniendo a todos los bolivianos.
Cuando mi hijo estudiaba ingeniería en la universidad de Oklahoma, USA, tenía compañeros cruceños que le llamaban: colla pide mar. Es que sus abuelos estaban en hamacas, mientras el abuelo de mi padre estaba en el Alto de la Alianza, decepcionado del fracaso. Volvió mi hijo, fue a trabajar a Santa Cruz de todo, hasta que surgió en una compañía de Servicios Petroleros y se casó con una bella cruceñita, tienen tres hijitos...
Collas y cambas que nos integremos. Seamos indiecitos y mestizos sabios e inteligentes, desechando el paganismo, la borrachera y no sea que mientras Bolivia danza, el resto del mundo avanza. Trabajemos y estudiemos. Nuestros volcanes nevados sean centinelas y a los del otro lado, perdónalos porque no saben lo que hacen.
El autor es Ing. Geólogo.
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