[Eric Cárdenas]

Nacionalismo y revolución


Han transcurrido 62 años desde el 9 de abril de 1952, cuando el pueblo paceño y orureño se levantó en armas y derrotó al poderoso ejército -el cual días antes, el 23 de marzo, había hecho una demostración de poderío armado con motivo de la repatriación de los restos de Eduardo Abaroa, héroe del Topáter-, instaurando un régimen que fue denominado de la Revolución Nacional por las importantes medidas que fueron tomadas y que importan un hito en la historia boliviana.

Los antecedentes de este hecho histórico los encontramos en las luchas independentistas de la colonia española y el gobierno de Isidoro Belzu a mediados del Siglo XIX, que revalorizó a las clases populares y nativas, aunque sin un sólido contenido pragmático.

La Guerra del Chaco puso en el debate la cuestión de la Nación boliviana, pues en la contienda se estableció que la Patria era sólo un campamento minero de propiedad de los tres barones del estaño, como antes lo fue de los mineros de la plata, etc. En las trincheras del Chaco unos hablaban español y otros sus lenguas maternas; los indígenas llevados a combatir no tenían idea de por qué estaban padeciendo los rigores de la contienda, no tenían noción de Patria.

Si bien en los últimos años de la década de los años 30 del pasado siglo, Hernando Siles Reyes fundó el partido nacionalista, donde ya aparecen muy jóvenes algunos dirigentes que luego fundaron el MNR, como Montenegro, Céspedes y otros, es al concluir la guerra que se organizaron la Falange (FSB) y el MNR de corte nacionalista, así como los partidos socialistas marxistas, el POR y el PIR.

Carlos Montenegro planteó las bases teóricas del nacionalismo revolucionario, como la contradicción dialéctica de Nación versus anti Nación, distinta de la socialista de burguesía versus proletariado; la alianza de clases en vez de la lucha de clases marxista, pero fundamentalmente la construcción de la Nación boliviana, y para ello una vez que llegaron al poder en abril de 1952, incorporaron a la nacionalidad a los más de dos millones de indígenas de origen quechua y aymara, así como de otros grupos sociales, con todos los derechos y deberes ciudadanos, es decir liquidaron las diferencias sociales. Además dotaron de tierras a los campesinos que hasta ese tiempo fueron “siervos de la gleba”, de corte feudal (cuando el feudalismo hacía tres siglos que había sido superado en Europa).

Las minas de propiedad de los grandes mineros fueron nacionalizadas y pasadas a propiedad del Estado, pues eran la fuente del poder económico y político de estos plutócratas.

La reforma educativa abrió las puertas de la educación a todos los bolivianos, pues se construyó más escuelas que en toda la anterior vida republicana.

La diversificación económica convirtió a Santa Cruz en un poderoso polo de desarrollo agropecuario y agroindustrial, que hoy genera importantes recursos al país.

En Europa las revoluciones nacionales para construir los estados nacionales se dieron ya en los siglos XVII Y XVIII, de donde emergieron los estados europeos con características nacionales cada uno, sobre la base de las naciones bárbaras que cayeron sobre el imperio romano y luego de transcurridos mil años de feudalismo.

La Revolución Nacional de 1952 a 1964 en su etapa de plenitud fue, sin duda y así lo han reconocido los más importantes historiadores y filósofos políticos, un hecho histórico importante, seguramente el más importante luego de 1825.

Fue la tarea histórica de la construcción del Estado Nacional boliviano, que si bien dejó de ser una colonia española con la independencia, mantuvo sus estructuras feudales hasta 1952, cuando la Patria ingresó de llano a la modernidad, en especial con esa tarea, para que todos los hijos de esta tierra, cualquiera sea su origen étnico, se sientan orgullosos de ser bolivianos.

La construcción del Estado Nacional ha sido truncada con el proyecto de Estado dividido en 36 naciones, con sus símbolos paralelos, su territorio y autogobierno, como reza la Constitución política plurinacional, por lo que los patriotas que amamos a Bolivia tenemos la obligación de reposicionar la Nación boliviana.

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