Una de las comerciantes señaló que las palmas y los olivos tienen un significado importante para los pueblos del Medio Oriente siendo que ellos obtenían el pan, vinagre, vino y miel de aquella planta natural, lo que les daba aliento y fuerzas para enfrentar la vida.
Esa misma sensación de bienestar espiritual fue la que sintió Ana Martínez, cuando salió gozosa de la celebración de la homilía, porque ahí – dijo- había renovado su fe en Cristo.
“Me siento aliviada, ahora estoy llevando los ramitos para protección y para que no entren malas cosas a mi domicilio”, indicó Martínez. En las calles los comerciantes se confundieron con la población que visitó el Prado paceño y participar en los espacios culturales de fin de semana.
En varias arterias de la ciudad, niños, jóvenes y adultos y allegados sonreían y muchos de ellos mostraban en acto de fe y esperanza las tradicionales palmas. Varios artesanos se apostaron en las avenidas céntricas para expender las palmas a precios que oscilaron entre Bs 4 la unidad aunque también ofrecieron cruces más pequeñas desde Bs 2.
De esa forma, con la asistencia de miles de fieles en todas las iglesias en La Paz, Bolivia y el mundo, comenzó la celebración de la Semana Santa en la ciudad y en las diversas capitales del planeta.
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