“La población en esta fecha ve a Cristo cerca del pueblo, porque sufre como el pueblo, pero al igual que su visión cíclica y circular, porque muere y renace como los sembradíos, porque saben que la muerte sólo es un cambio de forma de vida que en Todos Santos volverá y traerá fertilidad, cuando sus sembradíos reverdezcan y alimenten a sus familias nuevamente”, manifestó el antropólogo José Luis Gutiérrez.
La Semana Santa que recuerda la muerte y resurrección de Cristo también coincide con la época en la que empieza el descanso de la tierra, en la que la Pachamama se nutre nuevamente para la próxima siembra, afirma.
USOS Y COSTUMBRES
Sin embargo, las expresiones son distintas en las poblaciones, desde el norte paceño, donde se cree que al morir Cristo, el diablo anda suelto y se matan lagartijas, como una acción a objeto “de matar los pecados”, hasta las regiones cercanas a Pucarani, donde en esta festividad se visita los cementerios con panes sin levadura, como en la fiesta de Todos Santos, el 1 de noviembre.
“Esta costumbre se llevaba a cabo en varias poblaciones de la provincia los Andes, pero eso de hacer pan se ha ido perdiendo con el tiempo, ya son muy pocos lo que aún van a los cementerios con panes que hasta tienen un hoyo para mostrar las heridas de Cristo, ahora es una época para compartir en familia, ir a las chacras a cosechar y hacer deporte”, manifestó Hilarión Callisaya, una autoridad de la provincia.
“En opinión nuestra, esta costumbre podría ser porque esta festividad marca el fin de la época de la fertilidad de la tierra que inicia justamente en los cementerios con la época de Todos Santos”, agrega.
SIMULACIONES
Pero en el norte de La Paz, los pobladores practican la tradicional “Kespiyariña” o “Lunthathaña” (madrugar o robar en idioma aymara). Estos, según la tradición, aprovechan los días en que Jesús estuvo en el sepulcro, para hurtar del vecino una cría de oveja, llama o cualquier otro animal, pero sin una actitud de malicia, puesto que es un acto lícito porque “Jesús está muerto y no los puede ver”.
Al respecto, la directora departamental de Turismo de la Gobernación, Natalia Quispe, señaló que esta expresión religiosa en las provincias se ha convertido en un inevitable encuentro familiar, donde aún se mantienen tradiciones como los doce platos, en representación de la última cena, con los doce discípulos.
“Ya es más familiar, todos los miembros de la familia participan, cocinando, van a la chacra para cosechar, y después se hacen campeonatos deportivos entre las familias, todos los miembros juegan, nadie se sienta a ver, sino que participan en grupo”, señala.
CARNAVALES
En las provincias del departamento, la Semana Santa marca el fin de la cosecha, razón por la que en muchas poblaciones, sobre todo, en las riberas del lago Titicaca, será la última fecha en la que se verán comparsas de “Tarqueadas” y de “Ch’utas”, que darán paso a la época seca de la región altiplánica.
En estas fechas es común ver a familias enteras en las chacras cosechando papa, sobre todo en las zonas que se encuentran a orillas del lago, porque es la época, en la que los productos llegan a su máxima madurez.
Según, la tradición oral que mantienen algunos de los ancianos de diferentes comunidades, en tiempos antiguos, se peregrinaba con las mejores semillas y productos hacia las “Wakas” (lugar sagrado) de la “Kotamama” (lago Titicaca) para realizar los rituales, que curiosamente, coincide con la denominación de Copacabana, lugar de intensa peregrinación de los creyentes y los fieles en esta fecha de dimensión mundial en devoción de la “Virgen Morena”, la Virgen de Copacabana.
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