Testificar chapaco

De allende

los mares del olvido

- quizás –

donde la historia se hace aurora:

Fugaron golondrinas de recuerdos.

Bebieron en el “ángelus”

su ensayo de latidos.

Jugaron sus destinos

- papiros sin estrofa –

para fundar sus credos,

para aquietar sus nidos

en los fecundos dados de lasa rocas.

Fundieron sus hazañas

en el galopar profundo de la tierra.

Del templo del silencio

los arrancaron tiernos

sacrílegas mañanas.

Y así los vio el origen.

Así los contempló

tal vez un hombre cósmico

al hacerse tomata, orgullo-chiriguano.

Por su talle bebió

su estirpe el castellano

al descender al valle

presintiendo vendimias.

Y fue pincel la tarde.

Y en la paleta noble

del río germinado

fue el mezclar trueno y agua

¡y fue el brotar de una raza!

Y allí

en la reliquia

de unas hojas ingenuas,

de un trepidar de arcanos:

Fue el testificar

¡el Génesis de un hombre!