Capitalismo de Estado en vía del fracaso

Informaciones específicas revelan que el sistema económico del Capitalismo de Estado que se encuentra en aplicación sistemática en Bolivia bajo el régimen actual, se encuentra en un acelerado proceso de decadencia y camino del fracaso. En particular las llamadas empresas públicas sufren déficits considerables e inclusive podrían caer en estado de quiebra.

La noticia fue conocida por el informe de un experto de la Fundación Milenio, el mismo que hace saber que diez empresas públicas se encuentran sufriendo déficits considerables, entre ellas inclusive YPFB, pese a tener altas cotizaciones del gas que tienen elevado promedio por millón de BTU.

La información de Milenio agrega un dato que confirma el déficit que enfrentan las empresas estatales, dato que señala que, posiblemente, para equilibrar el estado económico de esas entidades pública, el Banco Central de Bolivia debió prestarles en total más de cinco mil millones de dólares. En forma específica, el Banco Central concedió a esas empresas. 5.345 millones de dólares.

El caso, sin embargo, no es únicamente tener la información de la situación deficitaria de dichas empresas estatales, sino en especial habría que preguntarse cuáles son las causas de ese estado de cosas que afecta la economía nacional y muestra una perspectiva muy poco optimista del futuro.

Se podría atribuir esa situación a la corrupción, mala información del Gobierno, inestabilidad de los precios de las materias primas, el hecho de que el “Estado es mal administrador” y otras causas. Lo cierto es que un aspecto principal es que un Capitalismo de Estado no puede tener éxito porque se trataría de un intento económico “socialista” sobre la base de la ideología populista, cuyo fracaso ha tenido y tiene carácter mundial desde hace más de un siglo, tanto desde el punto de vista práctico como teórico. Así mismo, ese fracaso sería producto de intentos por aplicar un sistema ajeno a la realidad, o más propiamente tratar de ir a contrapelo de la historia, en especial en lo que se refiere a la realidad boliviana que, generalmente, no se la toma en cuenta y los teóricos no terminan de sacar la cabeza de las nubes y poner los pies en la tierra.

El intento de desarrollar el Capitalismo de Estado sin que existan las mínimas condiciones, es aún más ostensible en la política económica actual que se practica en Bolivia, pues se trata de hacer funcionar empresas estatales en medio de las más grandes fuerzas sociales contrarias, a las que se da, además, toda clase de ayudas para que progresen y que se oponen a ese Capitalismo de Estado con todas sus fuerzas, minuto a minuto y en todas las formas que se pueda imaginar. Es más, se deja a la deriva a las empresas públicas o bien se las obliga a sufrir déficits como los que denuncia Milenio.

El Capitalismo de Estado dio algún resultado momentáneo cuando ese sistema fue aplicado de manera exclusiva y combatiendo a muerte a sus enemigos y aun así fue muy difícil que desarrolle, pues el asunto social resultó muy difícil controlar y hasta imposible el poder eliminarlo y ponerlo al servicio de la “nueva causa”. Más propiamente, nunca fue posible.

En esa forma, en general se puede observar que el Capitalismo de Estado en Bolivia no ofrece resultado positivo porque va a contra flecha y, a la par, en vez de ser apoyado por el mismo Estado, lo maneja mal y, a la par, fomenta el desarrollo de sus enemigos, hechos que se comprueba por las referencias de la existencia de altos déficits en las empresas públicas.