Segunda parte
Por: José E. Pradel B.
¿Cómo llegar a cada población? ¿Cuáles son las características geomorfológicas de la costa boliviana?, son las interrogantes que dicho enciclopedista español, responde no sólo a los navegantes y exploradores de la época, sino también a los estudiosos de la historia del Litoral Boliviano.
Sobre las poblaciones originarias, conocidas como Atacamas, detalla: “se hallaban establecidos entre la pendiente occidental de los Andes y las costas del Grande Océano, ocupan aun en número de unos seis mil próximamente algunas comarcas del desierto de Atacama” 8.
Con respecto a información más detallada sobre la situación administrativa y política del Litoral, Baldomero Menéndez, dedica otro capítulo completo que lo titula, ‘Provincia Litoral de Atacama’: “La provincia litoral de Atacama ó Lamar, denominación esta última que se le dió á ella y al puerto que les sirve de capital después de haber conquistado el país su independencia, como muestra de gratitud hácia el general Lamar, uno de sus principales campeones en la lucha que el Alto Perú, sostuvo contra las tropas españolas y para perpetuar así su memoria, se ha formado de la extremidad S. O. de la Antigua Intendencia de Potosí, es la comarca más meridional de la República y confina al N. con la provincia de Tarapacá, perteneciente al puerto peruano de Moquehua, de la cual la separa geográficamente el Loa; al E. con la provincia de Chichas que acaba-mos de describir, y con el Estado de la Rioja que forma parte de la Confederación Argentina, sirviéndola de límite entre estos dos países la cadena occidental de los Andes de Chile y Potosí, que cubren toda su frontera oriental; al S. con la provincia chileña de Copiapo, de la cual la separa el río Salado, y al O. con el Grande Océano meridional.
Esta provincia, compuesta en su totalidad del desierto de Atacama, tiene cien leguas geográficas próximamente de N. á S. veinticinco de anchura media, tres mil quinientas leguas cuadradas de superficie y treinta y cuatro mil habitantes, de los cuales las dos terceras partes por lo menos son indígenas, sometidos todos al poder central. Es la única provincia marítima con que cuenta la república de Bolivia, y tiene por capital á Puerto-Lamar ó Cobija.
La cadena occidental de los Andes de Chile y Potosí y el Grande Océano ó mar Pacífico encierran entre si esta comarca, cubriéndola la primera con algunas ramificaciones poco importantes y bañando la segunda su litoral en extensión de noventa y cinco leguas próximamente y abriendo en él algunas bahías y ensenadas, de que dimos cuenta ya al ocuparnos en general de la hidrografía marítima de la República.
Entre estos dos límites se extiende el gran desierto que da su nombre á la provincia compuesto en su mayor parte de arena movediza, completamente estéril y desprovisto de vegetación, si se exceptúan su parte septentrional, las cercanías de los Andes y algunos pequeños valles que se extienden desde estas monta-ñas hasta la proximidad de la costa, únicos puntos en que la naturaleza se presenta engalanada con alguna pompa, contrastando notablemente con la triste aridez y con la fatigosa monotonía que en el resto del país se advierte.
Los ramales que se desprenden de los Andes en dirección al mar, y que disminu-yen por momentos de anchura y altitud, no son más que unas ligeras ondulaciones en esta inmensa llanura sin poblaciones y hasta sin agua potable en su mayor parte.
Los pequeños ríos que atraviesan de E. á O. el desierto de Atacama y que fertilizan sus reducidos valles, y entre los cuales so-lo el Loa y el Salado, que le limitan al N. y al S., merecen una mención especial, tie-nen todos ellos su origen en la pendiente occidental de los Andes y desembocan en el grande Océano ó se pierden entre las arenas antes de llegar al mar. Durante la estación de los deshielos aumenta algún tanto la cantidad de agua que les sirve de alimento, pero pasada esta se arrastran lánguidamente por su lecho de arena y la mayor parte se quedan completamente secos á pocas leguas de su nacimiento.
El clima de esta provincia, es como he-mos dicho ya en la Descripción General, cálido y seco, si bien se encuentra al N. y en su extremidad oriental, que pudiéramos llamar la Sierra, algunos parajes se dis-fruta de una temperatura templada y bastante agradable. La lluvia es en este país un fenómeno, y los vientos fuertes del Mediodía mueven y arrastran á menudo sus arenas con demasiada impetuosidad.
Los productos vegetales y animales de este país son, como no pueden menos de ser atendidas sus circunstancias físicas, limitadísimos en número y cantidad. En las inmediaciones del Loa, en los vallecillos y en la Sierra se dan algunos granos, frutas y legumbres, apenas para alimentar á los pocos habitantes que pueblan esta comar-ca, y en la última se encuentran algunos rebaños ó manadas de llamas, huanacos, vicuñas y vizcachas. En el resto del país, nada absolutamente. La costa abunda en buenos peces y se ve frecuentada por focas, lobos marinos y algunas ballenas.
En productos del reino mineral es este país bastante rico, abundando en él cobre, que se exportan para el extranjero cantida-des considerables, siendo considerado por algunos como superior al de Chile. Hay algunas minas de oro, aunque poco pro-ductivas aun, una cantidad muy considera-ble de salitre, especialmente en la parte setentrional de la provincia, muy buena sal, cristal de roca, piedra lipis, jaspe de varios colores, alumbre, caparrosa, azufre, hierro, piedra imán y talco bastante tras-parente.
La pesca, la recolección de salitre de que se hallan cubiertas sus llanuras del N., el beneficio de las minas, la salazón de pescado y la agricultura son los principa-les ramos á que los habitantes de la pro-vincia de Atacama se dedican con algún fruto, sin que se conozca en el país ningu-na otra industria que merezca la pena de mencionarse.
El comercio, que hace unos veinte años era casi nulo, va tomando algún incremen-to, y el puerto de Cobija ó Lamar, antes un lugarejo insignificante, desde que ha mere-cido una protección decidida por parte de todos los gobiernos que se sucedieron en el país hasta el punto de declararle puerto franco para llamar á él la concurrencia de buques extranjeros, adquiere de día en día mayor importancia, y por él se exportan ya parte de los géneros, efectos y productos extranjeros que se consumen en las provin-cias meridionales, las cuales exportan también por el mismo algunos de sus pro-ductos naturales.
Las circunstancias físicas y locales de Puerto-Lamar son sin embargo tan malas, que su prosperidad y engrandecimiento no podrán llegar á una altura mucho mayor de la que alcanzan en el día; porque, falto casi absolutamente de agua potable, sin campiña en sus inmediaciones donde cose-char los frutos de primera necesidad, ro-deado por el desierto casi desde sus puer-tas, separado de los puntos de producción por una larga distancia despoblada y esté-ril, carece de todos los elementos que pue-den contribuir al desarrollo de la pobla-ción; y si bien la apertura de pozos arte- sianos podría remediar en parte la falta de agua, y la construcción de un ferrocarril que le enlazase con el Departamento de Potosí, aminorar la distancia que le sepa-ra del interior y hacer menos sensibles las dificultades y los peligros que el tránsito por el desierto presenta, siempre seria Lamar un pueblo que necesitaría traer de largas distancias todos los artículos de primera necesidad, inconveniente para el cual no conocemos remedio.
En cualquier dirección que por esta pro-vincia se camine, hay que hacerlo á través del desierto, y el viajero tiene que salir provisto de cuanto puede necesitar en su marcha, porque ni víveres, ni agua, ni aun combustible ha de encontrar en su tránsi-to. En tiempo de los Incas se construyó un camino estrecho en esta inmensa llanura, del cual ha desaparecido en muchos pun-tos hasta los vestigios, y esta circunstan-cia, unida á que fuera de las inmediacio-nes de algunos riachuelos todo el país se halla despoblado, hace necesario el servi-cio de guías prácticos para viajar por él en cualquiera dirección con alguna segu-ridad de no extraviarse. En el N. de la provincia, en que se encuentran algunos pueblos de corta extensión, se hallan sen-deros practicables que hacen el viaje me-nos molesto.
La provincia litoral de Atacama ó Lamar se divide en siete cantones, que reciben de los pueblecitos que les sirven de capitales las denominaciones de Cobija, Atacama, Esmorata, San Cristóbal, Licaitagua, San Antonio y Chincha” 9.
Con respecto a este capítulo, es necesa-rio mencionar que el autor, describe de una manera muy detallada los límites interna-cionales y la extensión geográfica de dicha Provincia. Además, describe la cantidad de sus habitantes y el clima. Sobre la minería, resalta la explotación del salitre y su expor-tación por el puerto boliviano de Cobija. Cuenta también, sobre la falta de caminos y sugiere a los lectores tomar medidas ne-cesarias para recorrer el desierto de Ataca-ma y por último explica la división política del distrito del Litoral.
Sin embargo, también en los anexos de la citada obra, se halla un apunte muy im-portante sobre la ‘marina militar’, que según el autor constituye “dos ó tres lan-chas en Cobija ó Puerto-Lamar” 10.
Sin duda, esta selección documental es un argumento claro de que Bolivia disfru-taba de una salida al Océano Pacífico y poseía un rico territorio guanero usurpado por los chilenos en 1879. Por otro lado a través de este trabajo, homenajeamos la la-bor emprendida por Baldomero Menéndez y esperamos que el pueblo boliviano, lo estudie y lo difunda bajo una nueva pers-pectiva.
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