En días pasados se publicó un artículo muy bien adecuado a la realidad, se trata de “FFAA: ¿Más travesuras del MAS?”, del Sr. Manfredo Kempff Suárez, columnista de EL DIARIO. Si uno analiza dicha nota, ve lo que puede pasar a futuro y el peligro al que se expone el propio Gobierno, pero creo que se debe añadir algo, que se ve cómo las FFAA van destruyendo su estructura desde hace tiempo, por los mandos de turno sujetos a lo que dice el Gobierno. También leyendo este artículo se sabe que en el fondo, se ha perdido no sólo la formación sino la función específica para la que fue creada la institución militar y sobre la cual descansan las leyes y reglamentos de las FFAA.
¿Cuál es el camino que uno elige para ser un profesional?, en este caso es justamente la carrera militar con todos los fines que persigue y que deben estar sujetos a disciplina y especialmente (como en todos los ejércitos en América) a su régimen vertical de organización y de subordinación.
Decía que desde hace algunos años se han perdido todos esos principios, gracias a que desde el Gobierno se maneja a las FFAA como le conviene, por lo cual los mandos se someten a las órdenes superiores, olvidando por conveniencia al personal subalterno, que en realidad cumple a cabalidad sus funciones y además desea superarse, como sucede con los oficiales.
El señor Kempff Suárez también se refiere a la insubordinación, con demandas que tienden a ser de tipo sindical, las mismas que no deben existir dentro del organismo armado y añade que es el camino más fácil de llegar a la destrucción de las FFAA. Tan interesantes expresiones ojalá sean conocidas por los mandos y que las mismas hagan carne en estos señores, para que sean restituidas las bases y formación militar.
Pero, ¿desde cuándo suceden estos males?, desde que los mandos anteriores aceptaron, por servilismo y sometimiento, que se desintegre, por ejemplo, su entidad aseguradora, aplicando en ese contexto la medida de castigar a quienes observaron a los que se opusieron a la Ley de Pensiones No. 1.732, con cambios de destino u otros. Este es el mal que siempre ha existido.
Ahora bien, los problemas se suman y agrandan porque muchos de los estudiantes de los Colegios Militares apenas egresan buscan estudiar otras carreras civiles, lo que contradice toda formación militar. Además, con otras carreras profesionales al final sólo se dedican los mismos a buscar escritorios fuera de las unidades y quienes se responsabilizan de dar instrucción a los jóvenes que prestan servicio militar son casi exclusivamente los suboficiales y sargentos. He ahí un principio de discriminación. Todos tienen derecho a estudiar y superarse, este derecho no se lo puede coartar, sólo debe estar enmarcado en los reglamentos institucionales. Las leyes son claras al respecto, esa discriminación se nota en los demás institutos militares.
Los reclamos que están dentro de las normas son correctos, pero cuando existen oídos sordos, se recurre a otros métodos que en otros niveles ya son costumbre. En este caso, creo que no fueron respetadas las solicitudes y existe un momento en el que la paciencia tiene un límite, ya no es la misma y se convierte en intolerable.
¿Por qué se llegó a las actuales medidas de los suboficiales y sargentos?, porque nunca se les dio importancia, y finalmente gota tras gota el vaso rebalsó. Los actuales comandantes deben tener conciencia de los problemas y tratar los casos a la brevedad posible, con la finalidad de que la sangre no llegue al río y ninguno de éstos sea conocido públicamente. Ante tales hechos se debe buscar consenso con los involucrados. La democracia es excelente, pero los problemas deben ser solucionados dentro de la casa y no lavarlos afuera.
La imagen de las Fuerzas Armadas de la Nación está siendo deteriorada, es oportuno solucionar estos casos y luego tratar de recuperar prestigio, que ha sido la virtud de la institución armada, por su aplicación de las normas y la disciplina, sin que esto quiera decir que se vuelva al sistema alemán de instrucción. La solución no es la baja de unos cuantos, pues si seguimos en ese camino, las bajas serán de cientos y los problemas muchos más.
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