Juan Bautista del C. Pabón Montiel
Se marchó volando a los 102 años, tal como fue su vida: volar en defensa de la patria; amando a la tierra que lo vio nacer. La Fuerza Aérea fue el arma invicta en la Guerra del Chaco, gracias al coraje y al renunciamiento de sus hijos que pusieron su vida primero, luego sus intereses, incluidos los de su familia. No hubo partido político, no hubo mezquindades. Jamás hubo pretextos para no concurrir a defender a Bolivia. Los aviadores de la Guerra del Chaco fueron hombres íntegros de alma, espíritu y cuerpo regado en plena juventud allá en ese infierno que conocimos hace algunos años (1).
El máximo héroe de la Aviación Nacional, Tcnl. Rafael Pabón Cuevas, solía enseñar en cuatro horas a volar a sus alumnos, entre ellos Alberto Paz Soldán (2). No sólo Rafael cuidaba las fronteras de la Patria, no sólo combatía sino que enseñaba, adiestraba con sus conocimientos adquiridos en los Estados Unidos, en cuyas academias militares aprendió el arte de volar y enseñar. Luego, retirado con el grado de teniente del Ejército Americano, se incorporó a la Fuerza Aérea Boliviana.
El Chaco selló a la Patria con la monumental entrega de 50 mil vidas como su ofrenda. Marcó a las generaciones nuestras con el acero del dolor, de las ausencias, quedándose para siempre entre el sol canicular, los toborochis, la sed sin principio ni fin, con nuestros padres muertos.
Nuestros viejos ya no quedan, con el grande Alberto Paz Soldán se marcha el último piloto de la guerra infame, de las muertes cuyas voces de auxilio todavía se las escucha. Paz Soldán queda en la historia, está marcado en los corazones de los hijos de nuestra Patria, ¡herederos del valor de los ex-combatientes!
General Paz Soldán, que los dioses de la guerra te acojan; que los hados de la paz nimben tu gloriosa tumba. La patria agradecida por el siglo de su inigualable existencia ora por su descanso final, ¡cual premio eterno al valor!
REFERENCIAS OBLIGADAS
(1) Hace 25 años en misión pastoral conocimos Ibibobo, sitio donde se libró la Batalla de Villamontes. Nuestra alma se inclinó de rodillas ante el valor de los que lucharon en esa tierra inhóspita.
(2) “Alas de Bolivia”, Tomo II, de la Tcnl. Amalia Villa de la Tapia. Editada por la Fuerza Aérea de Bolivia.
Puerto Suárez - Santa Cruz, Bolivia.
juanbautistadelcarmenpabon@hotmail.com
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