El Viceministerio de Presupuesto ha hecho referencia a una publicación de Fundación Milenio, tratando de aclarar una información referida al estado económico de las empresas estatales que funcionan en el país, muchas de las cuales atraviesan por dificultades económicas, tienen bajo rendimiento, son deficitarias o están en quiebra. Pocas de ellas gozan de prosperidad por causas coyunturales.
Según datos oficiales, en el año 2005 el Estado boliviano era propietario y administraba sólo 6 empresas denominadas “estratégicas”, cantidad que ascendió para el año 2013 a 23, dando cumplimiento al principio constitucional de la “economía plural”. Algunas de esas entidades empezaron a funcionar en el último año. La información oficial agrega que en el año 2005 las empresas estatales tuvieron utilidad neta de 69 millones de bolivianos, mientras que el año 2013 subió a 6.416 millones de bolivianos.
La estadística oficial hace una importante revelación y confirma que en realidad muchas de las 23 empresas estatales atraviesan por un estado de crisis del que no pueden salir desde hace seis u ocho años y sólo tres funcionan con algún éxito, siendo éstas YPFB, Comibol y ENDE, mientras las otras tiene rendimiento muy poco optimista o se encuentran al borde de la quiebra.
En particular, el informe oficial destaca que la principal entidad del Estado que tiene utilidades reales es YPFB, empresa que del total de las ganancias de las empresas públicas obtiene el 93 por ciento, vale decir que esta institución sería la única que obtiene beneficios y en esa forma equilibra la situación general. En efecto, de 23 empresas públicas, YPFB aporta 93 por ciento de ingresos, mientras otras 22 sólo obtienen ganancias equivalentes al 7 por ciento, contraste que permite confirmar que este sector económico del Estado no goza de buena salud.
Según la información numérica oficial, YPFB y Comibol han mejorado sus utilidades, pero habría que aclarar que ese resultado exclusiva y únicamente se debería al alza de los precios de las materias primas y no a otros factores de carácter interno, como ser mayor producción y productividad. Si no se hubiesen producido esas mejoras en las cotizaciones internacionales, es posible que también esas entidades estarían padeciendo no sólo déficits, sino estarían en quiebra o habrían tenido que ser clausuradas, como ocurrió en 1985, cuando a raíz del bajón del precio del estaño, Comibol entró en quiebra y debió echar a 20 mil trabajadores.
En todo caso, lo que resulta de la versión oficial es que la única entidad que obtiene ganancias es YPFB, mientras las demás no lo hacen o lo hacen en proporciones tan mínimas que no valdría tomarlas en cuenta, por lo que se podría concluir que las empresas estatales o de capitalismo de Estado -como ya se vio- se habrían convertidos en intocables e inútiles, no sólo porque carecen de ambiente para desarrollarse, sino porque la misma política estatal las estaría condenando al fracaso.
El hecho de que de 23 empresas una sola obtenga ganancias en 93 por ciento, mientras las otras 22 sólo obtienen utilidades en nivel del 7 por ciento es suficiente prueba de origen oficial, para comprobar que ese sistema no funciona y que sus perspectivas son muy poco optimistas, más aún en caso de un derrumbe del precio del petróleo y otras materias primas minerales.
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