Vientos de guerra

Mi pariente espiritual, que es viuda del sargento Nemesio Racacha, se hizo presente en mi domicilio luciendo su uniforme de combate para comunicarme marcialmente que se encuentra en guerra por órdenes impartidas por su sargento ya finado que anoche la visitó, jalándole de sus “patas” y comunicándole que más de 700 cabos, sargentos y suboficiales habían sido dados de baja por órdenes del Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas.

La disciplinada cholita cochabambina me explicó que ella no podía discutir y menos desobedecer esa orden de ultratumba y que, por lo tanto, ella se hallaba en guerra contra los militares de alto rango y de apellidos ilustres y esperaba con toda razón que su compadre y permanente acreedor uniese su fuerza moral y sus escasos recursos financieros a su guerra contra los “Estrellados”, o sea los militares con estrellas y laureles.

Convencido de las razones bélicas que esgrimió mi comadritay, me puse a sus órdenes y marché con ella a una numerosa manifestación de los suboficiales y sargentos por las calles céntricas de La Paz, engrosada por muchísimos ciudadanos que se adhirieron voluntariamente, siendo grande mi sorpresa al verme muy cerca de algunos “Ponchos Rojos” que habían llegado de Achacachi para reforzar nuestras filas.

Durante las manifestaciones en apoyo a los cabos, sargentos y suboficiales, la viuda del sargento Racacha me relató los heroicos hechos militares de su esposo en su tiempo cuartelario, cuando tuvo que defender al gobernante de turno, cual manda la Constitución y el régimen imperante, preguntándome la inteligente cholita si nuestro presidente vitalicio Evo Morales podría ser defendido y protegido por estas fuerzas humildes hoy segregadas, discriminadas y humilladas, interrogante al cual no pude responder, de lo que se aprovechó mi comadritay para decirme: “La suerte futura del Evo depende de los sargentos y suboficiales, y espero que así él lo entienda”.

En ese momento, una cholita, amiga y cliente de Macacha, nos comunicó con carácter de urgencia que el presidente Evo, Capitán en Jefe de las Fuerzas Armadas de la Nación, se hallaba en el Gran Cuartel de Potopoto (hoy Miraflores), hablando con los señores Coroneles y los señores Generales.

Mi comadre montó en cólera y también en mi motocicleta Harley Davidson y pudo escuchar que el mandatario les decía a los milicos de alta graduación que no hay Fuerzas Armadas sin disciplina y doctrina, lo cual significaba que estaba en contra de los sargentos y suboficiales, ofendiendo la memoria del sargento Racacha, quien había sido en vida su amado sargento y esposo.

La paz ya no es posible y mi comadre seguirá siendo fiel a la memoria de su amado Nemesio, cuidando al mismo tiempo de su fiel compadre sentimental y financieramente, no sin antes reafirmarme que ella y yo, y todos los sargentos, cabos y suboficiales seguiremos luchando periodísticamente por todos los humildes y discriminados de este tiempo, que somos muchos…