Existe una escalada permanente de hechos criminales, pese a los diversos anuncios de las autoridades en sentido de reforzar los cuadros policiales y adoptar todas las medidas de previsión necesarias. Los criminales, violadores, asaltantes, secuestradores y abusivos de toda laya continúan en todo el país porque a diario se conoce nuevos hechos graves que son atentados contra los derechos humanos.
Muchas veces se anunció que ante la imposibilidad de que los cuadros policiales puedan atender todo el territorio nacional, con el número suficiente de efectivos y con la contundencia necesaria, se dispondría que sean las Fuerzas Armadas las que realicen ese refuerzo; sin embargo, poco o nada se hace al respecto y la población está librada a su suerte por los excesos que cometen quienes viven del producto de sus delitos.
En todos los países del mundo, ante los excesos que no puede reprimir la Policía, se recurre a fuerzas especiales en casos y, generalmente a miembros del Ejército regular; de este modo se ha podido contener a quienes cometieron delitos de toda clase. De día resguardaron los soldados del Ejército y por las noches los miembros de la Policía, de este modo se logró un trabajo más eficiente y que no implique desacuerdos entre las instituciones.
Abundan los llamados loteadores, los asaltantes (no avasalladores) de tierras, haciendas y propiedades rurales, aquellos que invaden domicilios y asaltan supermercados y sitios de abasto, los que asaltan bancos y hasta secuestran policías; la presencia de violadores es casi normal y no siempre se producen las denuncias por temor a represalias o por cualquier otra causa. No faltan los que están prestos a asaltar a personas de la tercera edad que cobran sus pensiones en la banca; en general, hay una escalada muy grande de delitos que son cometidos a cualquier hora y hasta en los barrios más concurridos de las ciudades.
Muchas veces se anunció la reorganización y reestructuración de los cuadros policiales, especialmente debido a la presencia de algunos corruptos en sus filas que, en muchos casos, han contribuido al crimen en lugar de reprimirlo. La Policía debe ser reorganizada con el cambio de todos los cuadros de jefes, oficiales y tropa. Dejar incólume siquiera a parte de ellos, implica dejar semillas de la ineficiencia, la dejadez, el nomeimportismo y, lo más grave, muchas personas sin principios y muy aptas para el delito.
El Gobierno tiene grave responsabilidad en el orden y limpieza de las instituciones como la Policía y prever lo que pueda pasar sobre la base de las experiencias, es un deber que no puede ni debe eludirse, sino se quiere que los delitos aumenten en detrimento de los derechos humanos que con la acción del narcotráfico ya tiene más que suficiente.
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