Poblaciones del Tipnis deben ser atendidas

Cerca de una veintena de poblaciones asentadas en la región del Isiboro Sécure, también denominada del Tipnis, se encuentran abandonadas a su suerte. Han sufrido infinidad de desgracias debido a las inundaciones, han perdido todo el escaso ganado que tenían, enseres y hasta viviendas; están, prácticamente, bajo la dependencia de la poca ayuda que les puede llegar; pero no reciben mayor atención del Gobierno que es el que debería esmerarse en ayudar a esas poblaciones no solamente con la provisión de alimentos, agua, medicinas, vituallas, etc., sino con atención rigurosa a sus demandas.

Los pobladores del Tipnis son una especie de avanzada campesina en defensa de sus intereses, de su derecho a la vida, de preservación de sus pertenencias y posesiones; son personas que han marchado hacia la sede del Gobierno para pedir expresamente que se suspenda la construcción de una carretera que dividiría el territorio del Isiboro Sécure causando graves daños a la naturaleza, como la destrucción de bosques, de propiedades y, lo más grave, división de un territorio que ha sido declarado reserva nacional.

Los campesinos del Tipnis, según denuncia de sus dirigentes, por las inundaciones causadas por las continuas lluvias, se encuentran en una especie de orfandad en su propia tierra porque no han conseguido ni comprensión ni ayuda por parte del Gobierno; la muy escasa que reciben es de la gobernación del Beni, de Santa Cruz y de entidades privadas. Creen ellos que, como bolivianos, merecen ser atendidos en sus demandas mínimas para sobrevivir.

Los poblados afectados por la construcción del camino no saben en qué quedaron sus reclamos y pedidos para evitar la división del territorio de Isiboro Sécure; dicen haber recibido muchas promesas del Gobierno pero que no se han cumplido. Buscan que se suspenda la construcción y, si realmente se quiere la vía, se lo haga realizando los desvíos consiguientes y que, por reconocimiento de las propias autoridades, es posible aunque resulta más larga por abarcar más kilómetros.

Atender a las poblaciones del Tipnis es un deber y una obligación; no hacerlo implicará, de hecho, una especie de “castigo” por haber contradicho los criterios del régimen de gobierno en relación con la construcción de la carretera. Este caso muestra que el drama vivido por el Beni, Pando y Santa Cruz por efecto de las lluvias e inundaciones, justificaban plenamente la declaratoria de desastre nacional y que hubiese significado ayuda internacional que hubiese paliado en alguna forma las desgracias sufridas. Es lamentable que, por un falso criterio de “dignidad” no se haya cumplido con el país que requiere, en situaciones álgidas, de la comprensión y ayuda internacional.