CRÍTICA
Israel Badani.-
Vas al estadio para apoyar a tu equipo y empiezas a entonar cantitos que la barra principal, comúnmente la más numerosa, reproduce a voz en cuello. Lo que no sabes es que estas melodías son copias del fútbol argentino adaptadas a nuestro medio. Son cantos que identifican a cada hinchada del vecino país.
Canciones con letras cambiadas –según estudio– de Gilda, Los Fabulosos Cadillac, Víctor Heredia, Jambao, entre otros, llegan hasta nuestro medio e incluso dos barras de distintos equipos bolivianos las hacen suyas.
Por ejemplo, el característico “Vamos, vamos ‘Academia’ que esta noche tenemos que ganar”, de Bolívar (mi equipo) es tomado por otra barra del interior del país y por N clubes en el exterior. Cuando juegan estos dos planteles nacionales los jugadores de ambos, con seguridad, se sienten apoyados. Eso está mal. Esperemos, imploremos que en el que está en curso o en las anteriores versiones de torneos internacionales no hayamos cantado en nuestro país canciones del equipo visitante.
Desde mi condición de periodista cultural convoco a los cantautores, compositores y demás músicos bolivianos que a compongan cánticos para sus respectivos equipos.
Debido al formato de los cánticos de hinchada, sólo se requiere un estribillo pegajoso que debe ser repetido una y otra vez, o simplemente cambiarle la letra a una canción conocida. Luego, postear en la red social del equipo para difundirlo.
Se espera que los trabajos que posteen los músicos sean muy tomados en cuenta. Es todo.
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