Problema de salud pública
Washington.- Los países de América son todavía vulnerables a la creciente resistencia a los antibióticos y deben sumarse al esfuerzo mundial para encarar esa amenaza para la salud pública, dijo a Efe una investigadora de la Organización Panamericana de la Salud.
“Más de la mitad de los pacientes que toman medicamentos toman antibióticos”, explicó Pilar Ramón Pardo, asesora regional en Gestión Clínica de Enfermedades Infecciosas y vigilancia de la Resistencia Antimicrobiana, de la OPS.
“La resistencia siempre ha existido, pero el problema ahora es que no hay nuevos antibióticos que traten a los microbios que han desarrollado resistencia a múltiples antibióticos”, continuó Pardo añadiendo que “hay bacterias para las cuales no hay tratamiento”.
En un informe divulgado recientemente por la oficina regional de la Organización Mundial de la Salud, la OPS, se indica que “la resistencia a los antimicrobianos, incluidos los antibióticos, ya no es una predicción sino una realidad que puede afectar a cualquier persona de cualquier edad en cualquier país”.
La resistencia a los antibióticos ocurre cuando las bacterias se tornan inmunes a ciertos antibióticos y el tratamiento de las infecciones requiere medicamentos diferentes o en dosis más potentes.
América Latina “es una de las regiones pioneras en un sistema de vigilancia”, sostuvo Ramón Pardo. “Desde 1996 se ha establecido una red de vigilancia, encabezada por los laboratorios nacionales de salud pública, que incluye un sistema de validación de la información y la recolección regular de información”.
Uno de los casos que la investigadora describió como preocupantes es el de las infecciones hospitalarias con patógenos multirresistentes “que ocurren en las áreas de cuidado intensivo y neonatología donde los pacientes son más vulnerables y tienen menos capacidad de defensa”.
“Sin un antibiótico efectivo, las tasas de mortalidad son del 40 al 60 por ciento”, agregó.
La directora de la OPS, Carissa Etienne, dijo que el informe “demuestra que si no actuamos, nos dirigiremos hacia una era en la que los antibióticos que hemos utilizado durante décadas para tratar y curar infecciones comunes dejarán de funcionar”.
En los países de América “a menudo los antibióticos se usan en exceso y se venden de forma inapropiada”, según Ramón Pardo, quien añadió que “hay un creciente énfasis en los controles reglamentarios de estos y otros fármacos, pero su mal uso sigue estando muy extendido en nuestra región”.
La OPS coordina desde 1996 la recogida de datos sobre la resistencia a los antibióticos de hospitales y laboratorios de sus países miembros y actualmente 21 naciones conforman su Red Latinoamericana de Vigilancia de la Resistencia a los Antimicrobianos.
Los datos de los países de América muestran altos niveles de resistencia de la bacteria Escherichia coli a las cefalosporinas de tercera generación y las fluoroquinolonas, dos tipos de antibióticos importantes y de uso general.
La E. coli puede causar infecciones intestinales y extraintestinales, generalmente graves, como infecciones del aparato excretor, las vías urinarias, cistitis, meningitis, peritonitis, mastitis, septicemia y neumonía.
También se ha generalizado la resistencia a cefalosporinas de tercera generación en la bacteria Klebsiella pneumoniae, causante de infecciones del tracto urinario, neumonías, sepsis, infecciones de tejidos blancos y de heridas quirúrgicas.
En algunas regiones se ha informado de un elevado porcentaje de infecciones de la bacteria Staphylococcus aureus resistente a la meticilina.
La bacteria S. aureus puede causar una amplia gama de enfermedades desde infecciones cutáneas y de mucosas, relativamente benignas, hasta otras como la celulitis, los abscesos profundos, osteomielitis, meningitis, sepsis, endocarditis o neumonía.
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