Tradición que se transmite a través de generaciones



En Ayata los niños son muy pegados a su cultura, aún visten sus ropas originarias, mientras aprenden el arte textil.

En Ayata, el arte textil es un saber que se transmite de generación en generación, con lo que se comparte las vivencias, cuentos, mitos y el registro del cambio de su entorno. Las mujeres en esta región, desde muy niñas, aprenden de sus madres y abuelas a tejer y bordar su historia con el mismo cariño y naturalidad con la que aprendieron a hablar o caminar.

Nelia es una pequeña de seis años de edad, que con gran afecto sostiene entre sus manos, una de los bolsos que su mamá puso a la venta en la explosión de textiles del pueblo, contado y explicando una a una las figuras que en su conjunto tratan de varias historias o una fotografía mental de un 24 de diciembre que fue traducido en puntadas.

“Este es un conjunto de mollos (músicos) que están tocando para este niño que nació bajo la estrella, hay los abuelos que fueron a visitarlo al igual que los animalitos, que cruzaron el río y las montañas. Ya se bordar y tejer en telar, ya estoy aprendiendo, mi mamá me enseña”, nos contó Nelia, quien de seguro un día bordará como aprendió a manejar el telar.

En Ayata, los niños son muy pegados a su cultura, aún visten sus ropas originarias, que si bien han ido cambiando con el paso de los años, por la aparición de materiales sintéticos, colores artificiales y el cambio de sus condiciones de vida, aún mantienen su esencia, al igual que su idioma y su música, que en gran medida se debe a que sus madres les han inculcado desde muy pequeños el amor a su identidad.

“A los ocho años ya están tejiendo, bordando e hilando, es bonito enseñar a los niños, las mamás siempre les explicamos todo con cariño, les contamos las historias, porque nosotras hemos aprendido así, al igual que nuestras mamás, solo que con el pasar de los años todo cambia entonces también cambian las cosas que tejemos y bordamos”, manifestó la mamá de Nelia, Martha Ojeda.

Con cierto sonrojo en el rostro, nos explicó que antes sólo sabían tejer e hilar, pero ahora ya hacen todo tipo de bordados, que también enseñan a las futuras generaciones, realizando cada persona y cada niño figuras diferentes, que hacen de cada trabajo una obra única, al igual que su cultura.

 
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