“En la Cuenca del Altiplano ha habido muy pocas perforaciones exploratorias”, afirma el geólogo, Daniel Centeno. Sin embargo, añade que se han perforado pozos exploratorios con resultados negativos, “pero ello no significa que no existan hidrocarburos”, sostiene. En esta cuenca que comprende Oruro y Potosí se tienen 25 mil Km2 de áreas potenciales de las cuales 50.000 Km están de norte a sur con un ancho de 50 Km. Según Centeno, “esta área reúne todas las condiciones geológicas para detectar reservas de gas y petróleo de relativa importancia”, señala en la publicación de su autoría, “1000 TCF” fechada en Tarija el 2007.
TRANSPARENCIA
“Este debe ser el motivo, por qué nosotros le pedimos al Gobierno a YPFB y a los profesionales bolivianos, que perforen, porque imagínese llegar a subvencionar los energéticos en el país, es de alto costo (YPFB debe conocer el mapeo para diseñar una estrategia en beneficio de los propios ciudadanos). Walberto Gareca insiste que no es coincidencia que a través de YPFB - Petroandina SAM se haya decidido perforar en Lliquimuni y en el norte del país en los territorios de La Paz, Beni y Pando. “Eso ya está programado, porque saben que hay petróleo”, dice Gareca. El geólogo Centeno dijo el 2007 que “en la llanura beniana existen importantes reservas de gas y petróleo. En esas estructuras se pueden descubrir megacampos al igual que los de Tarija”, escribió. En la cuenca del Subandino Norte, Centeno es más ambicioso que Gareca y dice que en dicha estructura se podrían identificar reservas del orden de 500 TFC.
Para Gareca, los departamentos de Pando y Beni y el norte de La Paz podrían salir así de su crónica postergación ante la insuficiente inversión estatal y privada que se concentra predominantemente en el eje central del país y dejar atrás la extrema pobreza, la exclusión y el subdesarrollo que abate a millones de connacionales en el norte de Bolivia.
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