La “economía plural” y sus avatares

Es posible que en los países que conforman el mundo contemporáneo nunca se haya conocido el concepto “economía plural” y mucho menos se haya intentado ponerlo en práctica. Los grandes economistas y políticos que aparecieron durante el Siglo XIX en ningún momento hicieron referencia a esa novedosa categoría económica. Los políticos, muchísimo menos.

La novedad categórica se dio posiblemente por primera vez en Bolivia, país donde se practica toda clase de experimentos de economía, aunque generalmente fracasan con estrépito. Aquí, el término inclusive ha sido enunciado (como teoría) por la Asamblea Constituyente de 2005 e intentado ser puesto en práctica a través de la nueva Constitución, vigente desde febrero de 2009, medida que ha merecido la siguiente opinión del economista Gabriel Loza, publicada el pasado 20 de abril en un matutino local: “Parece que a nadie le gusta la definición de economía plural que está en el Artículo 306 de la Constitución: la oposición objeta el término y hay sectores del oficialismo que simplemente no aceptan o no entienden el concepto”.

Ese artículo es extenso y comprende cinco subtítulos y el primero de ellos señala que “El modelo económico boliviano es plural” y enseguida indica que “La economía plural está constituida por las formas de organización económica comunitaria, estatal, privada y social cooperativa”.

Pese a que la disposición enumera las formas económicas, no hace una definición de lo que es “economía plural”, dejando para la ciudadanía su interpretación, por lo menos mientras no se produzca alguna demanda de aclaración por parte del Tribunal Constitucional, que seguramente se verá envuelto en un berenjenal.

Mientras se produzcan las aclaraciones del caso, la población está sometida a esa regla económica y, por todo, el país es encarrilado en esa acepción, que querría decir que “economía plural” significa que se practica: 1) La “economía comunitaria” o un socialismo del sistema de comunidades precolombinas y que sería la base para establecer el socialismo y luego la marcha hacia el comunismo. 2) La “economía estatal” o sea un capitalismo de Estado, como se está produciendo. 3) Una “economía privada” o sea de tipo capitalista y, finalmente, la organización económica “cooperativa”, cuyo modelo práctico serían las actuales cooperativas mineras.

Como establece la Constitución, esas cuatro formas de organización económica se encuentran en aplicación y la población boliviana puede adoptar y poner en práctica el sistema que más le parezca, ya que “El Estado reconoce, respeta y protege”. Así mismo, de acuerdo con siguientes artículos comprendidos en la Cuarta Parte de la Carta Magna (Artículos 306 a 315), se legisla sobre el tema, vale decir que la economía boliviana funciona en cuatro direcciones diferentes: unos miran al pasado feudal, otros miran al capitalismo estatal, otros dirigen sus esfuerzos hacia el capitalismo individual y otros a título de cooperativismo desarrollan formas capitalistas con supuesta orientación socialista.

Así, cada una de esas cuatro y otras formas de la economía plural tira por su lado, intentando de hecho descuartizar al organismo nacional, problema que se manifiesta en una serie de conflictos no sólo entre departamentos, sino también entre provincias, cantones y villas alejadísimas. En síntesis, pareciera que el proyecto de la “economía plural”, aparte de los frutos que está produciendo, ofrecerá todavía notables sorpresas en el futuro.