Son muchas las veces que el alcalde de la ciudad de Santa Cruz se propasa mostrando su pésima educación y ausencia de valores en el trato a periodistas y a mujeres que recurren al municipio.
En esta oportunidad, y por enésima vez, una periodista ha sido objeto del manoseo, falta de respeto y abuso por parte del alcalde cruceño que, sin considerar la condición de mujer de la comunicadora, ha violado las condiciones de respeto, consideración y buenas maneras.
Y no es sólo el hecho de que la periodista sea mujer; es, en todo caso, condenable su actitud machista y de cobardía, el ensañarse con una persona atenido a su ninguna educación, a su pobre formación en valores y, sobre todo, a su prepotencia de autoridad, ya que seguramente cree tener todos los poderes para tratar desconsideradamente a las personas.
Quienes fueron espectadores del manoseo bochornoso y fuera de lugar del alcalde, parecería que han festejado el hecho; pero, en lo interno, en lo íntimo, han debido condenar esa conducta porque autoridad significa servicio, educación, práctica de valores, conciencia de país y vocación de entrega a un pueblo; no es, en forma alguna, desprecio y menoscabo de la dignidad de las personas y menos de las mujeres.
Quienes ejercemos el periodismo, nos solidarizamos con quien ha sido víctima del machismo absurdo, la carencia de educación y la falta de valores de quien, como autoridad y como persona, está obligado a respetar a las personas y, en modo especial a las mujeres, sean de la condición social que fuere; no se puede ni se debe hacer causa común con el salvajismo ni con las bajezas producto de hedonismo que, parece, es práctica normal en el ejercicio de ser alcalde de una ciudad.
Todo aquello que condene a la mujer a maltratos, abusos, desconsideración e indignidades, es condenable y quien hace de su vida una especie de vocación de todo ello, no merece ser autoridad. En el presente caso, no es suficiente ser buen funcionario sino se cuenta con virtudes y condiciones de educación y buena cultura para el ejercicio de un cargo, sea del rango que fuere; y, hay que reconocer, la culpa es también de quienes lo han elegido teniendo antecedentes sobre su carencia de respeto y consideración a las personas y al mismo cargo que ostenta.
El país no puede estar sujeto a la prepotencia, malcriadez y ausencia de valores de quienes abusan del poder, habida cuenta que éste debe ser sinónimo de honestidad, responsabilidad y práctica de valores no sólo para el ejercicio de la función encomendada sino para cumplir con las leyes y la práctica de buenas costumbres y modales; lo contrario, como en el caso que nos ocupa, es digno de repudio y vergüenza por parte de toda la comunidad.
Usurpado el 7 de octubre de 1970, por defender EL DIARIO |
Dirección:
Antonio Carrasco Guzmán
Jorge Carrasco Guzmán |
Rodrigo Ticona Espinoza |
"La prensa hace luz en las tinieblas |
Portada de HOY |
Caricatura |