Versiones sorprendentes han empezado a circular acerca del satélite chino “Túpac Katari” que compró la administración del Estado boliviano a la república asiática por la suma de 300 millones de dólares, aparato que fue puesto en órbita en abril pasado en China, en presencia del presidente Evo Morales y una nutrida comitiva, evento que hizo derramar mares de lágrimas a autoridades nacionales que observaban en La Paz el lanzamiento del equipo a través de televisores instalados en lugares públicos y oficinas del Estado.
Esas versiones, para unos ciertas y para otros tendenciosas, señalan que el satélite “Túpac Katari”, que está en órbita geoestacionaria a unos 360 kilómetros de nuestro planeta, tendría como única función repetir señales, según el Director ejecutivo de la Agencia Boliviana Espacial, Abel Zambrana; o bien no serviría para los fines enunciados y constituiría un “fraude”, según revelación de la experta en satélites Margaret Rouse.
La versión del director de ABE, en sentido de que el satélite “Túpac Katari” únicamente tendría la función de repetir señales enviadas desde la central de El Alto, causó notable preocupación en el pueblo, que estaba seguro de que ese servicio tendría muchas capacidades y estaría al servicio de los intereses nacionales, como se anunció repetidamente y con gran publicidad.
Empero, la opinión de dicho funcionario pareciera que ha sido confirmada con mayores detalles por la especialista en satélites, Margaret Rouse, quien en un artículo difundido en un medio de comunicación, aseguró que el satélite “Túpac Katari” “no beneficiará a los sectores de la agricultura ni a la educación porque no saca fotos, no reconoce sembradíos y no puede medir variables meteorológicas para predecir inundaciones”. Así mismo, esa autoridad científica agregó que el artificio chino comprado por el Estado boliviano “no sirve para prevenir catástrofes, no sirve para GPS, ni para uso militar y sólo retransmite televisión abierta”. Agregó que “la retrasmisión es de baja calidad” y, finalmente, se trataría de una “estafa” por el gasto que significó en su adquisición.
Para culminar esa serie de denuncias con ribetes de escándalo, la experta afirmó sin rodeos que Bolivia habría gastado 302 millones de dólares en comprar un equipo, afirmación que el director de ABE habría desmentido indicando que el “Túpac Katari” es “mejor que otros aparatos extranjeros porque cumple eficientemente la misión de estar enfocado en Bolivia”.
La denuncia sobre la supuesta escasa eficiencia del satélite chino comprado por Bolivia ya empezó a originar dudas, desde el instante en que el Presidente boliviano aseguró que el Gobierno estadounidense no quiso prestar colaboración tecnológica a la industria china de satélites, la misma que tuvo que recurrir a fuentes francesas. Al mismo tiempo, las dudas sobre el satélite se acentuaron en momentos en los que Perú anunció que compró un satélite con probada eficiencia en varios factores –con lo que no contaría el equipo boliviano-, en sólo 213 millones de dólares, vale decir casi cien millones de dólares más barato que el comprado por el Presidente boliviano.
Se agrega que la adquisición del satélite peruano fue anunciada por el ministro de Defensa de Lima, Pedro Cateriano, quien aseguró que el equipo sirve para seguridad nacional, seguimiento de fenómenos naturales, lucha contra el narcotráfico y el terrorismo y otras funciones múltiples, de los que carecería el “Túpac Katari” que, por lo demás, espera una pareja de otros 80 millones de dólares con el nombre de “Bartolina Sisa”, aspectos que esperan la respectiva aclaración oficial.
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